No fue este martes un día normal en los polígonos de Son Castelló y Can Valero, ya que muchas empresas han optado por seguir cerradas y otras, las menos, por reiniciar su actividad tras el parón de quince días decretado por el Gobierno a las actividades no esenciales durante el estado de alarma. Ambos polígonos se encuentran a un 25 % de su actividad normal.
«Solo hemos podido mantener nuestro trabajo para cubrir los pedidos que nos han llegado desde el sector sanitario, ya que el resto ha estado totalmente paralizado hasta este martes. En estos días, tras el ERTE del que todavía no tenemos respuesta y cómo ha evolucionado la economía en la Isla, la situación es difícil. Operamos a puerta cerrada y bajo llamada de los clientes habituales, aunque echamos en falta al sector hotelero por ser uno de nuestros principales clientes».
En los mismos términos se expresa Juan Díaz, de Mecánicas de Vehículos, S.A., tras resaltar que la producción ha caído un 80 %: «Trabajamos a puerta cerrada y bajo pedido previo. Al estar especializados en la reparación de todo tipo de vehículos industriales, tanto en lo que respecta a reparación de maquinaría y de limpieza, se ha podido mantener la empresa. La situación es muy compleja y no nos queda otra que adaptarnos a lo que hay y que vuelva la normalidad».
Estas dos empresas, ubicadas en el polígono de Son Castelló, ven como las naves que se encuentran a su alrededor están ensu mayoría paralizadas, de ahí que el flujo de tráfico y de personas es muy inferior a lo esperado por estas fechas en una situación sin los efectos del coronavirus.
En el mismo polígono se encuentra Cartonajes Mallorca, cuyo gerente Juan Muntal, reincide en el mismo mensaje de que al estar inoperativa la hostelería «esto nos ha afectado de forma negativa, ya que los pedidos han desaparecido al completo».
Muntal añade que al realizar una actividad esencial relacionada con la alimentación «se ha podido salvar parte de la producción, pero en el cómputo general registramos un descenso en torno al 50 % por no poder seguir operando con las empresas de hostelería y restauración».
En Can Valero la situación es un poco diferente, porque se aprecia un mayor movimiento, quizás por la proliferación de talleres de reparación y de empresas auxiliares.
Patricio Pujol, de Jardinería Mallorquina Pujol, declara que están en servicios mínimos desde hace muchas semanas: «Trabajamos bajo pedido y nos salva que llevamos el mantenimiento de comunidades y particulares. Esta coyuntura tan adversa nos supera a todos, pero es lo que nos ha tocado vivir».
Al igual que muchas empresas radicadas en los polígonos de Son Castelló y Can Valero, el cierre de toda la planta hotelera de Mallorca ha tenido una especial incidencia en la pérdida de volumen de trabajo y facturación. Pujol afirma al respecto: «Nos han cancelado hoteles, peticiones y también proyectos que teníamos en marcha. Solo cabe esperar que con el paso del tiempo se pueda recuperar la tarea perdida».
Empresas relacionadas con la construcción, como Hierros y Aceros de Mallorca, Construcciones Metálicas Cañellas, Socías y Roselló, la Herramienta Balear y empresas de servicios, tras quince días de cierre, abrieron ayer con la intención de atender todos los pedidos que les llegan de las empresas de la construcción.
Por motivos sanitarios y por exigencias de la Conselleria de Treball, todas las empresas siguen a rajatabla las medidas de protección y evitan el contacto directo con los clientes, de ahí las barreras en la entrada de los negocios y los pedidos telemáticos.
Una reactivación que se prevé larga y muy compleja
La estrategia del Gobierno central de evitar la expansión de la pandemia del coronavirus con el cierre de todo tipo de empresas de servicios, pero en concreto de la hostelería y restauración, está teniendo un impacto muy negativo en parte de la economía de Mallorca y resto de Islas.
Las patronales prevén una reactivación a medio plazo y muy compleja por la singularidad del momento y porque ha pillado al mundo empresarial de sorpresa.