El eurodiputado de Ciudadanos, José Ramón Bauzá, está indignado. Además de representar los intereses de los españoles en el Parlamento Europeo, el que fuera en su día presidente del Govern con el PP regenta una farmacia en el Pont d'Inca Nou (Marratxí), y no es raro verlo tras el mostrador de su botica, a escasos metros del club de tenis y la parada del tren.
En estos días de confinamiento durante el estado de alarma por la crisis del coronavirus las farmacias son una de las primeras líneas del frente. Por este motivo Bauzá, en su faceta de farmacéutico, ha expresado la misma indignación que muchos compañeros de profesión sienten en su foro interno.
De hecho, circulan a través de las redes sociales peticiones avaladas por miles de firmas de ciudadanos a favor de una subida salarial en forma de plus de peligrosidad para el personal de farmacias (técnicos, auxiliares y farmacéuticos) «debido a la gran exposición que tienen a pacientes con enfermedades de todo tipo, algunas de ellas muy infecciosas y de rápida propagación, como por ejemplo actualmente la COVID-19», según se recoge en una de las iniciativas de este tipo más difundidas.
Estos profesionales «asumen un alto nivel de responsabilidad y un error suyo puede repercutir en grandes daños para la población. Deben y tienen que estar accesibles al público y afrontando cualquier adversidad, poniendo en peligro no sólo su propia salud si no también la de sus seres queridos».
«Solicitamos también que se nos garanticen todas las medidas de seguridad pertinentes tanto EPIS como colectivas para poder desarrollar nuestro trabajo de forma segura».