Un equipo de Ultima Hora acompañó este lunes por la mañana a los agentes del GOR (Grupo Operativo de Respuesta) durante una de las patrullas.
Durante el dispositivo, la Policía Nacional recordaba, a través de la megafonía de sus coches patrulla, la obligación de permanecer en sus casas a partir del decreto de estado de alama por el coronavirus. Una jornada más, los agentes tuvieron que acudir a varios bares y cafeterías que, alegando desconocimiento del estado de alerta, abrieron sus puertas. Los funcionarios policiales también se encontraban con muchos comerciantes que tenían dudas sobre la aplicación del decreto dictado por el Gobierno y la legalidad de proceder a la apertura de sus pequeños negocios. Sin duda alguna, la máxima preocupación ante las medidas de confinamiento se registraron en la barriada de Son Gotleu.
«Esto es una auténtica vergüenza. Aquí nadie hace nada y vamos a acabar todos contagiado por culpa del incivismo. No podemos decir que son una minoría. Aquí todo el mundo pone cualquier excusa tonta para salir a la calle», comenta una vecina de la calle Tomás Rullán. A medida que los coches patrulla del equipo GOR se dirigen a la plaza Fra Joan Alcina, en el centro neurálgico de Son Gotleu, los grupos de jóvenes fumando en la acera o los niños jugando en plena calle junto a sus madres se multiplican.
«Esto es un desastre. Como esto siga así será necesaria la presencia del Ejército en las calles. La policía hace su trabajo, pero en cuanto los coches dan la vuelta a la esquina decenas de personas salen a las calles de nuevo para fumar porros, beber cervezas, hacer tertulia o para que los niños jueguen con total tranquilidad. No saben quedarse en sus casas. Hay que poner sanciones y quien no cumpla que lo metan en la cárcel», señala Joan, un vecino de la calle Santa Florentina.
Por su parte, la Policía Nacional y la Policía Local está realizando un trabajo de campo muy importante. En un primer momento informan y tratan de concienciar a los ciudadanos de la importancia de cumplir la medidas vigentes por el estado de alarma. También ponen en comunicación de los ciudadanos que el incumplimiento y desobediencia pueden acarrear sanciones que pueden aplicarse, según la Ley Orgánica 4/2015, de protección de la seguridad ciudadana y que pueden llevar aparejadas multas de 600 a 30.000 euros.
En la calle Santa Florentina, los policías levantaron un acta a un hombre que se encontraba bebiendo en la calle. Al ser recriminado, éste hizo caso omiso y siguió con su cerveza. Acto seguido, se le indentificó y se procedió a su sanción. En una calle adyacente, otro hombre fue sancionado por facilitar una identidad falsa. Al comprobar su engaño se le levantó un acta por desobediencia grave.