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Pandemia de coronavirus

Los supermercados abren con abundantes colas y niños entre los clientes

Personas de toda edad han acudido este viernes a primera hora de la mañana a la apertura de los supermercados. | Daniela Pagliarulo

| Palma |

A pesar de que el clamor generalizado llama a quedarse en casa para contener al máximo el número de contagios por coronavirus, este viernes por la mañana los supermercados han abierto con abundantes colas de ciudadanos listos para cargar sus carros y coches con provisiones, e incluso bastantes niños entre ellos.

La afluencia es tal que algunas tiendas comerciales restringen la entrada de los clientes. Esto ha sucedido este viernes por la mañana en una de la calle Joan Miró de Palma, solo podía entrar los compradores cuando otros tantos salían de la misma.

La decisión del Govern balear de cerrar los centros educativos y la universidad a partir del lunes han provocado que ya muchos de ellos no asistan a clase en el último día de la semana. Y como viene siendo habitual desde principios de esta semana, el temor a un supuesto desabastecimiento que todas las voces autorizadas se esfuerzan en descartar provoca que se acuda al centro comercial de turno para hacer acopio de artículos y productos más o menos necesarios.

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Es necesario disponer de alimentos y enseres para la vida, pero parece claro que coincidir en masa en un lugar cerrado como lo es un supermercado no atiende correctamente a las directrices que las autoridades sanitarias han prescrito en la crisis del COVID-19.

Las imágenes se repiten en la mayoría de barrios, en Ibiza, y también en Mallorca, así como en el resto del país. A las aglomeraciones de compradores en el exterior cuando todavía no se han abierto las puertas les suceden las de las estanterías vacías, carros rellenos, largas colas para pagar en caja y trabajadores desbordados.

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Las últimas medidas decretadas para la contención del coronavirus, parece haber desatado el nerviosismo y los propios trabajadores de las cadenas comerciales viven esta situación con sorpresa. Muchos no habían visto una situación igual en años de experiencia, y asisten atónitos al goteo incesante de compras de muchos dígitos, a pesar de que no dejan de llegar productos y de que las cadenas de distribución no se han detenido, ni da muestras de que eso pueda suceder.

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