La presidenta del Govern, Francina Armengol, aprovechó este sábado el discurso que pronunció en la entrega de las Medalles d'Or y los Premis Ramon Llull para advertir al Estado de que no solo debe dar una respuesta a «la España que se vacía», en alusión a las provincias de la Meseta que padecen despoblación, sino también a «la que se llena y ha de atender los efectos derivados de su dinamismo», en referencia al Archipiélago.
Armengol abogó por una España «que se parezca más [...] a la realidad plural y diversa de un territorio que convive con fenómenos de apariencia antagónica. Me refiero –prosiguió–, por ejemplo, al reto que plantea la coexistencia de una España que se vacía con una que, como ocurre en estas islas, crece en población a alta velocidad, ahogada al mismo tiempo por dos factores: una insularidad que nos limita y una falta de financiación que nos dificulta afrontar los incrementos de población y sus consecuencias sobre los servicios básicos».
La presidenta distinguió entre los territorios del Estado que sufren «la persistencia del paro» y los que «crean ocupación». «Los que ya han envejecido y los que, como esta tierra, cuentan con la energía de la sociedad más joven, pero se han de adaptar a un envejecimiento demográfico que se está acelerando». «En definitiva –reivindicó la presidenta–, un Estado que se parezca más a nuestra Comunidad», en qué las instituciones toman decisiones «desde la proximidad y cooperando solidariamente en la resolución de problemas».
No obstante, Armengol utilizó las alusiones a «la España que se vacía» y a la «que se llena» para justificar su reivindicación de un nuevo modelo de financiación autonómica, una financiación que ha de permitir a las Islas avanzar hacia la «justicia social». Se trata de disponer de recursos para sanidad, para educación, «para dar oportunidades a los jóvenes y para mejorar la vida de nuestras personas mayores».
Esta fue la reivindicación política que más destacó del discurso de la presidenta, pero también se refirió a su voluntad de avanzar hacia una sociedad «más igualitaria», que acabe con la brecha salarial, impulse una subida del salario mínimo y distribuya mejor la riqueza que genera, o hacia la necesidad de «plantar cara al cambio climático sin excusas ni demoras, redoblando la apuesta por unas infraestructuras sostenibles y por una movilidad no contaminante».
La presidenta balear plantó cara también a los postulados de la ultraderecha, ahora presente en las instituciones. Defendió una sociedad «más inclusiva» capaz de fortalecer y ampliar sus derechos, porque este «este es el antídoto contra la discriminación y la fórmula para fomentar la integración». Se refirió al derecho a la muerte digna, a «esta libertad esencial que es la vivir de acuerdo con la identidad individual» y al «dolor y la violencia» que sufren los que tratan de cruzar el Mediterráneo buscando una oportunidad. «La cobardía de los que criminalizan al diferente, la indiferencia del que acepta lo inaceptable y el cinismo de quién cierra los ojos ante la pobreza extrema o la destrucción ambiental», denunció.
Sobre los premiados
Frente a las «sombras» de la sociedad, Armengol contrapuso «el ejemplo» que encarnan las quince personas o entidades condecoradas con los Medalles d'Or y los Premis Ramon Llull. Defendió la labor de las maestras formentereres Pilar Castelló y Esperança Riera porque «se avanza hacia el futuro a través de la educación», alabó la labor del Informatiu Balear, de la periodista ibicenca Pilar Bonet y del fotógrafo Javier Coll para reivindicar el compromiso con la verdad de los medios de comunicación, destacó los valores de los deportistas Catalina Corró y Mario Mola y alabó el compromiso en la lucha contra el cáncer de Javier Cortés.
También loó cómo las cofradías de pescadores han gestionado el Mediterráneo, el talento y la creatividad de los diseños de Rosa Esteva a través de su firma Cortana, el trabajo artesanal de Can Gordiola, el compromiso ecologista y medioambiental de Xavier Pastor, la labor desinteresada y solidaria de las ONG o la manera como el Círculo Artístico de Ciutadella fomenta la creación teatral.
Mención aparte merecieron la Orquestra Simfònica de Balears y el pintor ibicenco Rafel Tur i Costa, condecorados con las Medalles d'Or. «Sois nuestra energía y nuestro optimismo, la motivación imparable que necesitamos para afrontar los retos que tenemos como sociedad», les ensalzó Armengol.