Pep Candel tiene 22 años, es de Palma, y está haciendo un Erasmus en Turín, en la región italiana de Piamonte, una de las afectadas por el brote de coronavirus y donde viajó hace una semana. «Todo lo del contagio me ha cogido de sorpresa».
Explica que en Turín «cancelaron las clases el sábado pasado para evitar aglomeraciones». Esto motivó que muchos compañeros volvieran a casa, al menos esta semana, porque «están asustados». Sin embargo, para Pep Candel son medidas un tanto excesivas. «La gente lleva máscaras pero yo tengo la sensación de estar a salvo», comenta recordando que, al fin y al cabo, afecta de forma más grave a las personas de mayor edad o con otra enfermedad. De lo que ha vivido en Italia «lo que más me impresiona es que yo lo veo todo muy normal pero la gente está demasiado asustada. Me impacta estar en un lugar público y desconfiando de los demás», comenta.
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«El fin de semana estuve en Venecia y estaba lleno de gente», explica Candel. A la vuelta, a su paso por la estación de tren de Milán, «ya se empezaba a ver el impacto y tomé conciencia de que esto es real», añade.
Una vez en Turín «la zona del centro estaba cerrada, fui a pedir máscaras y ya no había e incluso el Torino canceló el partido de fútbol». Aún así este testigo comenta que la ciudad funciona a medio gas siguiendo las precauciones más básicas como es evitar las grandes aglomeraciones.
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Desde Mallorca «mi familia está asustada pero les tranquilizo», asegura. Al fin y al cabo estará en Turín hasta el mes de junio.