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Edificio en ruinas en Palma: «Vivimos con mucho miedo»

Antonia Cunill, sostiene la denuncia que su vecina interpuso a Cort por no actuar en el edificio contiguo, con una pared que, asegura, se cae a trozos diariamente. | M. À. Cañellas

| Palma |

Ana (nombre ficticio) es una vecina de la calle Arquitecto Gaspar Bennàzar, en Palma, que, desde hace cuatro años, vive en una continua pesadilla. Primero, porque la pared del edificio contiguo se cae a trozos en su patio. Segundo, porque desde hace pocos meses han okupado uno de los pisos.

«Vivimos con mucho miedo porque nos vigilan. Quieren entrar en nuestro patio, seguramente para conectarse al agua», asegura esta mujer, que, junto a su vecina, han tenido que poner barreras para que no puedan acceder dentro de la vivienda.

En 2016, Ana recuerda que el Ajuntament de Palma precintó su patio y el de su vecina porque se derrumbó un trozo de marés del edificio contiguo. El Ajuntament de Palma lo declaró en ruina, «pero pasaron semanas y no tuvimos más respuesta».

Ha denunciado al departamento de Disciplina y Seguridad de los edificios, han ido a juicio, pero «no nos dieron ninguna solución». El edificio pertenece a Antonio Llompart Mora, que fue condenado a tres años de cárcel por delito de maltrato a su mujer, asesinada por su hijo con una mancuerna.

Okupas

El propietario tiene cerrado el edificio desde hace años, un bloque de dos plantas y un garaje. Sin embargo, el «temor» de los vecinos del edificio colindante se ha intensificado con la llegada de unos okupas. La Policía Nacional y Local han intervenido en algunas ocasiones. La última fue el pasado sábado, pero el domingo volvieron. «No estoy tranquila, me vigilan desde una ventana, y tengo mucho miedo a que entren», dice Ana.

Antonia Cunill vive en el segundo piso. A su casa también llegan las ratas del edificio en ruinas. Cada día vigila desde la ventana los movimientos de los okupas. Asegura que ya se han conectado a una corriente de luz, «y están al acecho de conseguir agua». Siete personas viven ilegalmente ahí. Cada día llegan con una furgoneta blanca para vaciar chatarra y basura en el garaje. Incluso, relata, en una ocasión la empujaron durante una discusión con ellos.

Como Ana o Antonia, los vecinos del bloque lamentan que el Ajuntament no actúe ante un edificio «peligroso para todos», no solo por la basura que acumula o las paredes destrozadas, sino por los okupas que, desde hace unos meses, se han instalado «sin intención de irse».

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