Manuel Barbero fue una especie de superhéroe sin capa para las ‘presas' de Joaquin Benítez, condenado a 21 años y nueve meses de prisión por abusar sexualmente de cuatro menores entre 2006 y 2011 en el colegio Maristas Sants-Les Corts de Barcelona. El hijo de Barbero también fue víctima de este exprofesor de gimnasia.
En 2017, el director de cine Fèlix Colomer (Sabadell, 1993) conoció a «este padre coraje». Tras un año y medio de investigación, salió Shootball, su segundo largometraje documental, que aborda los testimonios de víctimas y otros exalumnos que habían sufrido los abusos de Benítez. Es el primer trabajo audiovisual en grabar, a cara descubierta, a un pederasta confeso. La Biblioteca Ramon Llull acogerá hoy, a las 19.00 horas, la proyección de este trabajo y, después, un coloquio del director. Forma parte de la muestra de ‘Cinema Lliure a la Biblioteca', que se prolongará hasta abril.
Rodaje
Benítez, de rodillas y en mitad de la naturaleza, confesaba a la cámara: «Os pido perdón por mis actuaciones, estoy muy dolido aunque no me salgan las lágrimas». Así fue una de las «complicadas escenas», según el propio director, durante la grabación de Shootball. «Recuerdo ese momento surrealista. Pidió perdón y dijo que se arrepentía, pero su discurso no ha valido a nadie», confiesa Colomer, quien asegura que Benítez mostró una actitud «chulesca» durante todo el rodaje. Muchas veces mantenían una postura neutral hacia él por su actitud cercana. «Hubo momentos en que tenía que recordar a mi equipo que estábamos ante un pederasta». Para Colomer, de alguna forma, este trabajo es una herramienta «para dar a conocer cómo piensa una persona así y por qué hace lo que hace».
Testimonios
El documental versa en torno a distintos testimonios sobre el caso, conocido públicamente desde 2016. A Colomer se le saltaron las lágrimas tras conocer a las cuatro víctimas protagonistas. «Son muy jóvenes con vidas destrozadas de por vida». En Shootball el director las ha reunido para que hablen sin tapujos. Precisamente, Colomer ha dado protagonismo a cada uno de ellos, aunque, por otra parte, lamenta que en otros países «sí se hable y se publiquen abiertamente casos así. Aquí sigue siendo un tema tabú».
Fueron muchas horas de entrevistas. «Con el director del centro me sentí agobiado y tenso». Incluso, recuerda, llegó a recibir llamadas y mails de amenazada por parte de la escuela. Con todo, Shootball ha logrado poner cara, nombre y apellidos a las ‘presas' de Benítez. Agradece a Manuel Barbero su labor, quien ha conseguido que 40 exalumnos denunciasen abusos en distintos colegios Maristas. Solo cuatro, sin embargo, han llegado a juicio.