Jan Gehl (Copenhague, 1936) es un reputado arquitecto danés y consultor de diseño urbano. Su carrera se ha centrado en mejorar la calidad de vida de las personas mediante la reorientación del diseño de las ciudades hacia los viandantes y los ciclistas. Tiene en su haber la peatonalización de los centros de urbes de la importancia de Shanghái o Moscú y de Broadway, en Nueva York. Ha publicado más de 30 libros en los que defiende su modelo de ciudad. Hasta hace poco se desplazaba por Copenhague en bicicleta. Apenas conoce Palma, pero este lunes por la tarde aportará ideas para mejorar su calidad de vida -y la circulación- en una conferencia en el Centre Cultural Sa Nostra.
Convocado por el Ajuntament de Palma y el Cercle d'Economia de Mallorca, Gehl expuso este sábado a la prensa que «mi filosofía de las ciudades se centra en entenderlas como punto de encuentro para las personas que viven en ellas. Humanizar las urbes significa mejorar las condiciones para caminar; en utilizar las plazas y los parques para que la gente se socialice, procurar que desarrolle allí actividades culturales».
Ciudades para la gente
Ghel explicó que «la ideología de la arquitectura moderna que empezó en la década de los años 30 se estableció como dominante después de la II Guerra Mundial. Se han edificado gran cantidad de barrios sin idearlos para que estén en connivencia con la escala humana. Este es un problema que ha llegado hasta nuestros días y que tenemos que combatir», mantuvo el arquitecto danés.
Sobre qué desafíos tiene que afrontar una ciudad como Palma para ser sostenible, Ghel entiende que es necesario «controlar la invasión de los coches y concentrarnos en combatir el cambio climático para llevar un estilo de vida saludable. La idea es clara: hay que diseñar buenas ciudades para gente de entre 8 y 80 años; así todos los grupos de personas salden beneficiados», bromeó.
Jan Gehl no pasó por alto uno de los temas que más polémica suscitan entre los ciudadanos de Palma: ¿aparcamientos sí o aparcamientos no? El tiene una idea clara y muy precisa: «Si tú invitas a la gente a que utilice el coche construyendo muchos aparcamientos y carreteras, generas más tráfico. Si tu invitas a la gente a caminar y a usar la bicicleta, entonces no cogerá el coche. Esta fue la máxima que aplicamos en Copenhague y funcionó».
La vida de las urbes
¿Puede la acción de un urbanista o de un arquitecto cambiar la vida y el futuro de los centenares o miles de personas que viven en las ciudades que ellos ayudan a diseñar? Gehl mantiene que «lo que nosotros creamos tiene una gran influencia en la calidad de vida de la gente. Primero creamos las ciudades y después ellas nos crean a nosotros. Nosotros somos arquitectos-humanistas y nuestra función es hacer el bien a las ciudades y a sus habitantes. Mi ciudad natal, Copenhague, es un ejemplo de ello. Durante 50 años hemos creado una urbe amable para los peatones y los ciclistas».
Acerca del fenómeno de los arquitectos estrella, Gehl afirma que «estos profesionales han preferido dar importancia a los objetos (en el caso al que nos referimos, serían los edificios) en vez de a los espacios. Este hecho tira por tierra la máxima de lo que persigo en mis proyectos, y es que las ciudades tienen que ser para las personas».