Henning Gerg se encontró con un desahucio por sorpresa el pasado mes de mayo y con todos sus bienes tirados en contenedores de basura. Entre ellos, la urna con las cenizas de su madre, varios ordenadores de alta gama con los que trabajaba como editor de vídeos y todos sus recuerdos: «Me han robado toda la vida». El problema es que, casi diez meses después todavía no sabe por qué un juzgado de Palma le echó de casa y lo atribuye a una «venganza» por parte del yerno del propietario de la vivienda.
Gerg denuncia que en ningún momento recibió la notificación del juzgado de que se había instado un procedimiento de desahucio en su contra y que, ahora mismo, el letrado de la administración de Justicia de ese órgano (Primera Instancia 22 de Palma) no le permite hacer una copia del expediente ni se lo entrega a sus abogados. «Si no tienen nada que ocultar, ¿por qué no me lo entregan?», se pregunta. Los únicos documentos que tiene son los que le entregó la comisión judicial que le dio veinte minutos para marcharse de su casa.
Se fue con tres calzoncillos, unas chanclas y un pantalón. Esos papeles abonan sus sospechas. La vivienda, que ocupaba desde 2008, un chalet en Bahía Grande (Llucmajor) tiene dos puertas: cada una da a una calle diferente y tiene su propia dirección pero una de ellas es la principal y la otra está clausurada. La notificación judicial se intentó entregar en la trasera cuando Gerg señala que el propietario le ha hecho entrega de otros documentos por la real. En esa diligencia figuraba el nombre de otra persona.
Queja al TSJB
El afectado acudió al juzgado para acceder al expediente. El órgano judicial tramitó ese juicio verbal con el demandado en rebeldía, algo que no es inusual en casos de desahucio.
El letrado de la administración le negó copia de las actuaciones y la posibilidad de personarse en ellas con el argumento de que el procedimiento ya ha terminado. Sólo se le permitió ver los documentos, algo poco útil para una persona sin conocimientos jurídicos y que sólo habla alemán e inglés.
Así las cosas, sus abogados han reclamado acceder a las actuaciones y esperan desde hace meses que se les de traslado de las mismas para poder llevar a cabo cualquier acción legal. Han presentado una queja ante la secretaria de la Sala de Gobierno del TSJB. Mientras, el desahuciado vive en otro piso y valora los daños que ha sufrido en más de 150.000 euros. La urna con las cenizas sigue rota.