Los comerciantes de La Rambla están molestos y preocupados por la supresión de paradas de autobús en la vía que, aseguran, les ha perjudicado y ya lo han empezado a notar en sus cajas. Tampoco les favorecen las restricciones de tráfico y aparcamiento en esta vía. Tanto que alguno asegura que «el Ajuntament está matando el comercio de la Rambla con estas medidas».
La EMT ha eliminado las dos paradas que había al inicio de La Rambla y en Baró de Pinopar y ha puesto una cerca del cruce con la calle Oms. En la otra dirección ha suprimido la única parada que había en el centro de la calle.
En representación de todos los afectados, el presidente de Pimeco, Antoni Fuster, se dirigió al concejal de Mobilitat, Francesc Dalmau, quien alegó que el cambio de paradas forma parte de una reestructuración llevada a cabo en la ciudad para agilizar el servicio». «Pero han dejado claro que no se va a dar marcha atrás», lamentó Fuster, quien criticó «la falta de comunicación y coordinación con el sector comercial a la hora de tomar estas decisiones, actúan de forma unilateral».
María José Montiel trabaja desde hace 42 años en la farmacia de La Rambla y asegura que la supresión de la parada de la EMT que tenían cerca «nos ha perjudicado un montón». Explica que antes la gente salía del Carmen, por ejemplo, y venía a esta parada o se bajaba del bus aquí y muchas personas entraban en la farmacia; ahora como la parada ya no está se van a otra. Otros de los perjudicados son los floristas.
También la propietaria del Rambla's Café, Gabriela Jiménez, reconoce que «tener una parada de bus cerca nos traía mucha gente». Tampoco les favorece la prohibición de aparcar durante el día en La Rambla, «antes había gente que venía a mediodía, aparcaba y se tomaba un café, ahora ya no lo pueden hacer». La reubicación del carga y descarga en la calle, asegura, no es la adecuada, «pues apenas han dejado sitio, junto a los contenedores, por lo que los camiones paran donde pueden.
«Nos están apartando, ahora encima la gente que baja por Jaume III solo puede girar hacia el Born y ya no hay un retorno a La Rambla. Están matando la calle», admite Jiménez. Hasta han notado el cierre del Eroski de las galerías de la Plaça Major, «pues traía mucha gente a la zona».
Ana María Espinar, del estanco de la plaza Weyler, también critica los cambios de paradas. Los comerciantes no entienden «por qué no se nos informa de lo que van a hacer».