Las ‘mallorcas' son la evolución americana de las ensaïmades que los emigrantes de Palma, Andratx, Sóller, Felanitx... llevaron a Puerto Rico a partir del siglo XVIII. Se han vuelto tan populares que cada día decenas de hornos de esta isla caribeña elaboran miles de ‘mallorcas' para el consumo diario. La diferencia sustancial con nuestras ensaïmades no es sólo la forma -el pastel americano es redondeado, pero alto como un bizcocho-, sino la ausencia del saïm (la manteca de cerdo) que es sustituido por mantequillas. Toda una variación que define a las ‘mallorcas' como un ‘pan dulce' con entidad propia.
El ‘mestizaje' culinario, que todos los mallorquines que han visitado Puerto Rico habrán podido ver y degustar, se exhibe en un vídeo del diario El Vocero, que escarba en las raíces de las ‘mallorcas' en el horno ‘La Catalana', en San Juan. Allí se elaboran cada día entre 8.000 y 18.000 ‘mallorcas'. «Se trata -dice la presentadora- de una receta que ha pasado desde hace cien años de generación en generación desde las Islas Canarias».
Los ingredientes de la receta «canaria» de ‘La Catalana' son agua, harina, margarina, sal, azuzar y levadura. Las ‘mallorcas', explica el propietario del establecimiento, Manuel Ayala, «son un producto que venimos haciendo desde hace más de cien años. Esta receta es de mi bisabuelo, que es quien la trajo de Canarias».
Según Ayala, y en realidad, «las ‘mallorcas' son un pan con consistencia, que llena más que cualquier otro». Así que no son ni lo que parecen en Puerto Rico ni lo que aquí conocemos como ensaïmades. Será la evolución culinaria de tres siglos, pasando por las Canarias.