Los trabajadores de la sede de Thomas Cook en el polígono de Can Valero de Palma viven un auténtico calvario desde la quiebra del touroperador, el pasado 23 de septiembre. Por segundo miércoles consecutivo, este miércoles volvieron a concentrarse a las puertas de la oficina para protestar por su situación laboral. Desde hace más de un mes deben acudir a su puesto pese a no tener nada que hacer y sin poder firmar ningún contrato en otra empresa ya que todavía no se ha acordado su extinción laboral. Estos casi dos meses se han hecho eternos para la mayoría de trabajadores, que ven como este proceso no acaba nunca.
La protesta de este miércoles coincidió con la llegada del administrador concursal, que se reúne semanalmente con los representantes de los trabajadores para el cierre de la empresa, declarada en concurso de acreedores. Según fuentes de los empleados, «llevan a cabo encuentros maratonianos una o dos veces por semana» con el fin de aprovechar el tiempo ya que «se desplazan desde la Península».
Sin embargo, hasta el momento, no están muy esperanzados con el transcurso de estas reuniones, que empezaron el pasado jueves y que deberían finalizar a principios de diciembre. «El administrador se mantiene firme en su negativa de otorgarnos los permisos retribuidos sin darnos una explicación lógica», explicaron los trabajadores en un comunicado, en el que insisten en pedir una explicación sobre por qué se les mantiene en la sede sin trabajo.
Los trabajadores, pese a que este miércoles cobraron la nómina correspondiente al mes de octubre, aseguraron sentirse «rehenes» de la situación en que se encuentran y criticaron la actitud del administrador concursal: «Nos contesta a reclamos con un simple ‘estamos acostumbrados a entrar en edificios escoltados por policías'».
Finalmente, manifestaron su decepción con la actitud de la ministra de Turismo en funciones, Reyes Maroto, quien «solo vino a hacerse la foto».