El movimiento social Extinction Rebellion Mallorca organizó este lunes una acción llamada ‘La última línea roja', que pretendía denunciar la actitud de la humanidad frente a la crisis climática y ecológica y exigir la declaración de emergencia climática por parte de los gobernantes y la reducción de las emisiones de carbono a cero para el año 2025.
Ataviados con ropas negras, gasas blancas en los ojos y mascarillas, una cincuentena de personas salió desde la Plaça España en una manifestación que fue denunciando todas y cada una de las líneas rojas que la sociedad ha atravesado: extinción masiva de flora y fauna, advertencias de la comunidad científica, generación y acumulación de residuos, o la mayor acumulación de niveles de CO2 en la atmósfera desde que hay registros.
Marcha
El recorrido, que atrajo la mirada de turistas y transeúntes curiosos, atravesó la calle Sant Miquel, donde los activistas escenificaron con lápidas la extinción de algunas especies como el rinoceronte de Java, la tortuga gigante o el pájaro carpintero imperial, mientras un científico alertaba de que unas 150 especies se extinguen cada día y de que el calentamiento de los océanos impide que se absorba CO2 como antes.
La marcha continuó por la Plaça Major, bajando por la Costa del Teatre hasta llegar a la Plaça del Mercat, donde unos pingüinos emperador alertaron de que desde 2016, cuando el deshielo provocó la muerte de todos los polluelos, no habían vuelto a poner huevos.
La acción finalizó en la Plaça Rei Joan Carles, cuando un grupo de activistas esperaban con una gran línea roja. Los manifestantes la atravesaron y entre toses y malestar, acabaron ‘muriendo' ante la inacción de los gobernantes.