La Audiencia Provincial ha confirmado la condena a dos años de prisión para un empresario por un delito de revelación de secretos por robar datos de clientes y proveedores de la empresa para la que trabajaba y emplearlos para hacerle la competencia. El acusado tendrá que pagar además una indemnización de 30.000 por el dinero que hizo perder a su antigua empleadora.
En 2014, el ahora condenado trabajaba para una empresa de Palma dedicada a servir equipos electrónicos industriales. Se trata de un ingeniero electricista y llevaba al menos tres años haciendo distintos trabajos en esa sociedad. Según el dueño de la empresa, en tres meses comenzó a tener un comportamiento extraño que le dio a sospechar que quería provocarlo. Esa situación terminó en un despido. Entonces, la empresa se percató de que se había llevado datos confidenciales que incluían precios, clientes, proveedores, convenios e historiales.
Un mes antes de ser despedido, el acusado había enviado por correo electrónico varios de esos datos desde la cuenta que tenía en la empresa a una suya personal.
El acusado empleó el dinero del paro para establecer otra sociedad con el mismo objeto social que la que le había despedido. La sentencia del juzgado de lo Penal que le condenó en primera instancia señala que el 95 % de los clientes que tenía lo habían sido antes de la empresa denunciante.
De esta forma, concluye que utilizó los datos para competir de forma ilícita. De hecho, parte de estos clientes no habían trabajado antes con el acusado sino con otros de los empleados, lo que demostraría que obtuvo sus contactos mediante los datos que se llevó.
En el juicio el ahora condenado negó cualquier maniobra. Sin embargo, no pudo explicar por qué nunca reclamó por el despido ni la procedencia de los clientes. Ambas empresas tienen un objeto social muy específico y son las únicas sociedades en Mallorca con autorización para ciertas reparaciones.