Una docena de voluntarios han recogido este sábado más de 800 colillas de cigarrillo en la playa de Can Pere Antoni, en Palma. Pero, además, algunos participantes trajeron garrafas, botellas y una gran caja de plástico donde se guardan más de 50.000 colillas extraídas de diversas playas de Mallorca. Querían que la gente las viera y se concienciara.
Alice Mason es voluntaria de la asociación ‘Ondine' que, junto a ‘Save the Med', organizó la batida de este sábado. Mason ha explicado que «esta idea surgió de un mallorquín que se llama Miquel Garau hace unos cinco años, cuando se dio cuenta de que había muchas colillas en el suelo. Estos residuos no son biodegradables, sino fotodegradables, porque llevan un material sintético que es plástico. Este plástico se degrada poco a poco pero nunca desaparece. El filtro es muy tóxico. Está compuesto por elementos químicos que dañan el ecosistema y son muy difíciles de eliminar».
Mason no cree que la gentes gente esté concienciada del daño que causan las colillas al medio marino. «De hecho, si te fijas en los paquetes de tabaco, hay advertencias que explican cómo influye esta sustancia en la salud, pero no explican que las colillas hacen también mucho más daño y a más a largo plazo que el consumo directo, porque permanecen unos diez años en el mar y no desaparecen».