Los cultivos de viña del sur de Europa y del Mediterráneo van a verse afectados «gravemente» en las próximas décadas debido a la falta de precipitaciones y al aumento de las temperaturas causadas por el cambio climático, según un estudio del grupo de Meteorología de la Universidad de las Islas Baleares (UIB).
«La viña estará expuesta a más estrés térmico para una maduración adecuada», ha asegurado este jueves en rueda de prensa el catedrático de Física e investigador principal del grupo de investigación en Meteorología, el doctor Romualdo Romero.
El estudio, que ha sido publicado en la revista científica Regional Environmental Change, concluye que «el impacto del cambio climático podría condicionar la viabilidad de la viticultura», según ha recalcado.
El trabajo se ha realizado a partir de la comparación entre los datos reales del período comprendido entre 1981 y 2005 y las proyecciones climáticas para el período 2021-2100 considerando un escenario alto en emisiones con ausencia de políticas de mitigación de gases de efecto invernadero. «Más o menos como nos encontramos ahora», ha indicado Romero.
La investigación, que se centra en los años 2046-2070, prevé un incremento generalizado de la temperatura máxima estival en la región de Europa meridional y en el Mediterráneo de entre 2,7°C y 4,3°C respecto al período 1981-2005.
Este aumento hará que en muchas zonas productoras de España, Francia, Italia y Portugal, la temperatura acabe siendo superior a los 25°C, que es la óptima para el cultivo de la viña. Además, durante abril y octubre, época de crecimiento de la viña, en España se alcanzarán unas temperaturas unos 3,6°C más elevadas.
Basándose en índices que se encargan de medir la acumulación de calor y que permiten clasificar cada región en una escala del uno al cinco en función a la idoneidad para cultivar la viña y la calidad del vino, el estudio prevé que el aumento de las temperaturas comportará una nueva clasificación de las regiones europeas y cambios importantes en las variedades de uva de cada región.
«En el mundo existen 1.368 variedades de uvas de vino y en España tenemos 235», ha explicado la alumna de doctorado del programa de Física y miembro del grupo de investigación en Meteorología de la UIB, Maria Cardell.
Respecto a las precipitaciones, los investigadores estiman que la media anual disminuya de manera significativa en las zonas del estudio, que comprende países como España, Francia, Italia, Austria, República Checa y Reino Unido, entre otros.
El descenso de precipitaciones del 40 % en primavera en las regiones vinícolas actuales de España, Portugal y el sur de Italia podría ser un factor limitador del crecimiento de las uvas.
Por este motivo, «es necesario establecer unas estrategias de adaptación para el crecimiento de la viña», según ha destacado Cardell. Las medidas que proponen para reducir las causas del cambio climático en estos cultivos son redes de sombreado, aumentar el riego y modificar la poda.
Establecer un enrejado en la planta es otra medida que puede ayudar, porque «como la temperatura en el suelo es más alta, la viña se sube para que no esté tan en contacto con estas temperaturas», ha detallado Romero.
Finalmente, reubicar los cultivos y pasarlos de «laderas o vertientes en el sur muy expuestas al sol a zonas del norte», es otra de las apuestas de los investigadores. «Hay bodegas en la Península que ya están comprando terrenos a más altura para plantar la viña», ha concluido el profesor ayudante doctor del Departamento de Física y miembro del grupo de investigación en Meteorología, Arnau Amengual.