Aunque es tenida por una relevante lulista y fue la primera mallorquina en escribir en catalán una obra considerable en tema y extensión, sor Anna Maria del Santíssim Sagrament, nacida Margarida Beneta Mas Pujol, (Valldemossa, 1649 - Palma, 1700) es hoy una gran desconocida entre los mallorquines.
«Fue la primera escritora en lengua catalana de Mallorca. Escribió un Comentari al Llibre d'Amic e Amat, donde se detiene en cada uno de los versículos de esta conocida obra mística de Ramon Llull, y lo hace sirviéndose de todo tipo de registros: culto, teológico, filosófico, popular, es decir utiliza todos los estilos literarios, lo que pone de manifiesto su gran talento. Teoriza sobre la sustancia de la Trinidad, así como sobre temas de filosofía, también es capaz de narrar asuntos de la vida cotidiana del convento, y acontecimientos históricos que sucedieron en Mallorca, como carestías, hambre o invasiones enemigas. Fue una gran mística que fue comparada con Santa Teresa de Jesús y con otras grandes místicas de trascendencia histórica. Si hubiera escrito en castellano o en francés, probablemente hoy sería doctora de la Iglesia», defiende Rosa Planas, la autora de una biografía sobre sor Anna Maria que actualmente prepara su tesis doctoral con un estudio crítico sobre el manuscrito más antiguo de finales del siglo XVII que recoge el Comentari al Llibre d'Amic e Amat.
Planas lamenta que sor Anna Maria, que a finales del siglo XVII y principios del XVIII «era muy conocida e influyente en Palma», haya sido «injustamente ignorada». ¿Por qué? «Por un lado, fue víctima del enfrentamiento entre los franciscanos y los dominicos sobre Ramon Llull: los dominicos estaban en contra, y ella fue lulista. Por otro, en la segunda mitad del XVIII surge un movimiento contra los místicos, los visionarios, los profetas... Entonces desde círculos jesuitas se llevó a cabo una campaña de desprestigio contra ella», indica Planas, que matiza, no obstante, que «no ha sido completamente olvidada: en círculos ermitaños de Mallorca, especialmente en Valldemossa, se ha conservado su recuerdo».
La devoción mallorquina por sor Anna Maria la prueba el hecho de que en 1732 se inició una causa de beatificación y que Cort inició los trámites para declararla Hija Ilustre –incluso se encargó un retrato suyo, hoy colgado en La Sapiència–, pero los antilulistas frustraron ambas iniciativas. El Obispado, la UIB, la Societat Arqueològica Lul·liana y la Escola Lul·lística solicitaron el año pasado a Cort que culminara su proclamación como Hija Ilustre, pero la petición fue desestimada.
Restauración
No obstante, el nombre de sor Anna Maria del Santíssim Sagrament vuelve a estar sobre la mesa. Tras rechazar que se instalara en la fachada principal, el Consell de Mallorca autorizará en breve la colocación de una placa de recuerdo de la dominica en un muro lateral de la iglesia de Santa Catalina de Sena, vinculada al convento, hoy demolido, donde residió, escribió y murió.
Asimismo, el Obispado ha pedido una autorización para trasladar los restos de sor Anna Maria desde el convento de las dominicas del polígono de Son Castelló, hoy abandonado, a Santa Catalina de Sena. «Ya hemos nombrado a un Tribunal Eclesiástico que ordenará el traslado. Al recibir el permiso de Patrimoni depositaremos sus restos en Santa Catalina», señaló Biel Ramis, postulador de las Causas de los Santos.