El Observatorio de Sostenibilidad (OS) ha publicado un análisis titulado #Summeriscoming en el que destaca que el incremento previsto de temperaturas en Baleares para 2050 es de 1,9 grados, después de que haya aumentado en dos grados centígrados en los últimos 64 años.
Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) recogidos en el estudio, la temperatura media en Baleares entre 1954 y 1965 fue de 15,56 grados y para el periodo 2014-2018 fue de 17,56 grados por lo que, en 2050, podría llegar a superar los 19 grados.
Este es uno, entre otros motivos, por los que el OS ha pedido que las administraciones de Baleares, y las del resto de España, declaren la «emergencia climática» para que las empresas y la sociedad civil se conciencien de los efectos del cambio climático que, tal como han explicado, son cada vez «más visibles».
El director del OS, Fernando Prieto, ha explicado que a nivel general y también en las Islas «la realidad está siendo peor que las previsiones más pesimistas». «Estamos en una situación crítica», ha remarcado.
Prieto ha explicado que las estimación de temperaturas previstas para 2018 «no eran tan pesimistas» como las temperaturas que al final han tenido lugar. Por ello, han insistido en la petición de la «emergencia climática». Esta tendría un doble contenido. Por un lado, mediante la propia declaración, desde las administraciones se explicaría a los ciudadanos «la gravedad de la situación» y, por otro lado, se tendrían que adoptar una serie de medidas concretas tanto en reducción de emisiones como en adaptación al cambio climático.
En el caso de Baleares, Prieto ha manifestado que se tendría que impulsar la instalación de placas solares. «No es normal que una comunidad como Baleares sea de las últimas en aplicación de energías renovables», ha señalado para luego decir que «siendo un destino turístico internacional podría ser un ejemplo en la apuesta por la economía verde». Además, se tendría que cerrar Es Murterar, ha dicho.
Sobre este último punto, el Govern, junto al resto de sectores afectados --compañía y Ejecutivo central--, tiene planificado el cierre progresivo de esta central térmica, sita en Alcúdia.
Cabe destacar también que, según datos del diciembre pasado, en las Islas, había un total de 137,6 MW de parques fotovoltaicos en tramitación y aprobados, divididos entre 17 parques pequeños (de hasta cuatro hectáreas) y cuatro parques de mayores dimensiones.
En funcionamiento, había actualmente 38 parques que suman 71 MW. El objetivo delGovern es «tener unas Islas libres de combustibles fósiles» y «con el 100 por ciento de energías renovables en 2050».
Por otra parte, Prieto ha hecho hincapié en la necesidad de las Islas para la adaptación a las nuevas tecnologías y la inclusión de «más biodiversidad en las ciudades». Así, ha puesto como ejemplo el desarrollo de azoteas y fachadas verdes, la unión de los parques con ecosistemas de alrededor, como zonas húmedas, y la preservación de los ecosistemas forestales, «claves para el ciclo hidrológico».
'Se acerca el verano'
En su análisis '#Summeriscomig', publicado recientemente, el OS establece que a nivel estatal este verano se antoja «especialmente complicado» y manifiesta que existen una «serie de retos» sin solucionarse desde hacer años que «se agudizan» por los efectos del cambio climático.
Entre otros efectos, el informe concreta el aumento de 2,45 grados centígrados de las temperaturas desde la década de 1969-1978 hasta la década de 2009-2018; el aumento de la irregularidad de las precipitaciones y la escasez de agua embalsada con 13 puntos menos que la media de los últimos diez años y con valores similares a 2017, un año que fue excepcionalmente seco.
A esto se le suma, el aumento de los regadíos, 400.000 hectáreas (ha) entre 2012 y 2018; la falta de seguimiento de las zonas húmedas, con datos sin actualizar desde hace 15 años, y la carencia de inventario e investigación en las mismas; y el aumento del riesgo de incendios forestales, con más de 4.500 hectáreas de superficie arbolada que han ardido en el primer trimestre de 2019, más del doble que en el mismo periodo del pasado año (2.231 ha).
Todo esto, según el informe, con el incremento de la frecuencia y gravedad de las olas de calor, que aumentan el riesgo de mortandad asociado, con una media de unas 1.300 muertes de personas al año según el Grupo de Investigación en Salud y Medio Ambiente Urbano de la Escuela Nacional de Salud y, todo ello, con unos precios de energía «inusualmente altos», del orden del 7,7 por ciento mayores del año pasado.