Resumir más de 60 años de historia empresarial, y también familiar, en poco más de una hora no es fácil, pero el presidente del grupo Iberostar, Miguel Fluxá, y sus hijas y vicepresidentas de la cadena hotelera mallorquina, Sabina y Gloria, lo hicieron este jueves por la tarde. La editora de El Económico, Paula Serra, fue la encargada de entrevistarlos con motivo de la presentación del Anuario de la publicación y se mostró especialmente orgullosa por haber conseguido reunirlos a los tres en un escenario, que son, a su vez, los representantes de la tercera y cuarta generación de una familia de empresarios de origen inquer.
En el transcurso de la entrevista en el III Foro de El Económico se trataron diversas cuestiones referentes al pasado, futuro y presente. Fluxá abogó por «afrontar las crisis» y se refirió a la situación turística actual como «atípica». Habló, incluso, de «pequeña crisis» que atribuyó a la recuperación sobre todo de Egipto y Turquía, «que ofrecen precios muy competitivos»; a la incertidumbre provocada por el ‘Brexit', que afecta especialmente a las familias inglesas; a la «especial» política italiana; y a la influencia política de Trump. Sin embargo, advirtió de que «no hay que asustarse» y puso en valor la «solidez» empresarial de las Islas. Apostó por «mantener la calidad» porque en caso contrario «llegan las quejas» e hizo un llamamiento a «intentar frenar los descuentos».
El presidente de Iberostar también habló de la situación política española y, en línea a como se han pronunciado otros empresarios, apostó por «huir de los extremismos de un lado y de otro y mantenerse en el centro», además de mostrarse partidario del diálogo, también con el sector privado. Sobre cuestiones internacionales como Venezuela y Cuba, lamentó las «situaciones injustas» y reveló uno de los consejos que da a sus hijas: «Hay que preocuparse solo de lo que uno puede resolver».
No fue la única revelación que hizo este jueves, ya que Miguel Fluxá, además de explicar anécdotas de sus inicios empresariales y de su día a día empresarial, también anunció que no tiene intención de jubilarse. Sin embargo, dejó claro que respetará la labor de sus hijas en el grupo, «quienes se encargan de la gestión», palabras con las que arrancó un aplauso del público.
Cuarta generación
Precisamente, el relevo generacional fue una de las cuestiones que centró buena parte de la entrevista. Sabina y Gloria Fluxá se incorporaron a la empresa familiar en el año 2005, tras finalizar sus estudios. Una decisión «personal», aunque del gusto de su padre, como él mismo admitió. En el primer año y medio pasaron por todos los departamentos para después ya centrarse en sus respectivos puestos. «No ha sido un camino de rosas», manifestó Sabina Fluxá, quien recordó las palabras de su padre cuando comenzó: «Os tenéis que ganar el respeto de los trabajadores». Su hermana Gloria, por su parte, recordó los inicios con la «responsabilidad» que sintió de «cuidar el legado».
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Pese a reconocer que existen diferencias, los tres coincidieron en señalar que los puntos de acuerdo son mayores y que aunque son diferentes, se complementan. Sin embargo, el debate existe, algo que «queda entre nosotros tres», según Miguel Fluxá y que les «permite seguir avanzando», en palabras de Sabina Fluxá.
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Y los tres también coincidieron en su empeño por «transmitir los valores heredados» a todo su equipo. Una plantilla formada por 32.000 personas de más de 80 nacionalidades, algo «positivo y complejo a la vez», como reconoció Sabina Fluxá, quien explicó que esto obliga ser «muy abiertos y entender la diversidad sin renunciar a nuestra identidad». Indicó que casi la mitad de los trabajadores pertenecen a la generación conocida como millennials, lo que obliga también a entender cómo piensa este colectivo e hizo especial hincapié en su política de fomentarla promoción interna.
Otra cuestión que no podía faltar en la entrevista fue la expansión internacional de la compañía, que a día de hoy cuenta con 120 hoteles repartidos en 19 países. Aunque Iberostar inauguró sus primeros hoteles fuera de España a principios de los noventa, esta lección la había aprendido su presidente muchos años antes. «Cuando teníamos unos 13 años, mi padre ya nos decía a mis hermanos y a mí que teníamos que ser internacionales», recordó Miguel Fluxá, quien se deshizo en elogios a su progenitor, a quien se refirió como a un «fenómeno», un hombre «con una visión impresionante, del que aprendimos mucho y que empezó de menos cero». Y una de esas enseñanzas, «estar cerca de los trabajadores» es una de las que en la familia se transmite de generación en generación, como quedó patente este jueves.
Y hablar de internacionalización turística, implicaba hablar de compañeros de viaje. Esta aventura al extranjero la compartieron los principales hoteleros de la Isla y, entonces, dejaron de ser competencia. «Antes de esta expansión, había más roces, pero en otros destinos defendemos los mismos intereses», expuso el presidente de Iberostar, quien puso de ejemplo la situación actual de la problemática de la seguridad en México, un tema al que hacen frente conjuntamente. Esta expansión conllevaba una pregunta obligatoria, como dijo Paula Serra: las críticas a quienes acusan a los hoteleros de invertir fuera lo ganado en la Isla. Miguel Fluxá fue claro al responder: «Si todos los esfuerzos financieros se hubiesen destinado a hacer crecer lo de aquí, sería un desastre».
La receta para llegar al momento actual la dieron los tres. «Olfato, visión, perseverancia y constancia» para Sabina Fluxá; «honestidad, valores y buen equipo», en palabras de Gloria Fluxá», y «la plantilla, lo más valido», según Miguel Fluxá.