Josep Tarrassa Flaquer acaba de publicar en la editorial Documenta Balear el libro Dorothea Bate i Capdepera con prólogo de Josep Antoni Alcover sobre los tres años, de 1909 a 1911, que estuvo la paleontóloga galesa en Mallorca, y cómo descubrió el primer cráneo de Myotragus en la cova de na Barxa de este municipio.
En efecto, la primera investigadora en descubrir y tomarse en serio a nuestro animalillo caprino endémico, cuaternario y extinguido, fue Dorothea Minola Alice Bate (1878-1951), que comenzó extraoficialmente a clasificar fósiles en el imponente Museo de Historia Natural de Londres, pero lo hacía de una forma especial porque por no podía formar parte del personal científico, dado que ello solo fue posible para las mujeres a partir de 1928.
Dorothea fue la primera mujer que fue nombrada investigadora de tan prestigiosa institución londinense y en ese nombramiento tuvo mucho que ver su descubrimiento en las cuevas mallorquines de fósiles del rupicrapino insular que nuestros ancestros baleares se comían hace siete mil años.
Dorothea hacía campañas que muchas veces pagaba de su bolsillo para buscar fósiles y huesos cuaternarios en muchos sitios, y en algunas Islas del Mediterráneo como Creta y Chipre, donde hizo importantes hallazgos. En la primavera de 1909, en Mallorca, encontró los primeras carcasas de Myotragus, le llamó la atención sus dientes como de rata y su forma de cabra, y a esos fósiles los denominó Myotragus, palabra cuya etimología significa cabra-rata.
Era una mujer muy aventurera e inteligente, y si había que hacer un viaje duro en asno para llegar a alguna cueva inexpugnable, pues lo hacía. Durante su estancia en Mallorca la acosaba el cónsul británico por el que sentía verdadera repulsa.
Por último, es normal que en las clases didácticas que se dan actualmente en el Museo de Historia Natural de Londres se dedique tiempo a hablar de Dorothea y del Myotragus balearicus.