La presidenta de la Associació de Veïns Barri Cívic de Santa Catalina, Marilén Mayol, reconoce que los vecinos del barrio vuelven a estar preocupados por el verano que les espera, en relación a los ruidos nocturnos. En las redes sociales han vuelto a expresar su malestar por la falta de vigilancia policial y por las malas noches que ya están comenzando a padecer. «Esto es Santa Catalina una noche de tantas. ¿Para qué sirve la ordenanza municipal de ocupación de la vía pública y la que regula el consumo de alcohol en la calle? ¿No atiende la Policía Local las quejas vecinales? Los vecinos y transeúntes reivindicamos nuestros derechos. No se trata solo de pagar los impuestos municipales», es lo que acompaña a una foto subida a Facebook de una terraza abarrotada.
Mayol asegura que «lo único que esperamos es que se cumpla la nueva ordenanza de ocupación del espacio público, fue una negociación tan difícil y tan larga que queremos que se haga cumplir, lo mismo que las leyes referentes al consumo de alcohol en la calle y demás comportamientos incívicos».
En opinión de los residentes el «problema es la falta de vigilancia policial, es el mal endémico en este barrio».
«Mucha gente transgrede la ley y después no hay una sanción o a una respuesta adecuada a lo que han hecho», lamenta la líder vecinal. Añade que «en invierno lógicamente todo mengua un poco, pero con la primavera vuelven a resurgir todos los problemas y esta estampa de las terrazas llenas este verano será continua, porque la ley está hecha, pero si no se aplica bien de nada sirve».
Recuerda que «los mismos restauradores han reclamado vigilancia policial los fines de semana en la calle Sant Magí, la presencia de una patrulla a pie, no patrullas que pasen en coche».
Mayol destaca que «también hay que hablar del incivismo de la gente, porque no toda la culpa es de Cort». Tiene claro que «las personas que se desplazan de un bar a otro de madrugada gritando se dan cuenta perfectísimamente de que están gritando y de que están molestando». Otro problema son los «meaderos públicos» en los que se han convertido algunas calles del barrio».