El director de la Oficina Anticorrupción, Jaime Far, tendrá 24 empleados a su disposición de los que seis tendrán la consideración de altos cargos, según consta en la relación de puestos de trabajo que ha negociado el responsable del departamento con los grupos parlamentarios.
Tras meses de negociaciones, la Comisión de Asuntos Institucionales dará este miércoles el visto bueno a la propuesta de Far si no hay contratiempos de última hora. El organigrama que ha presentado el jefe de la Oficina Anticorrupción pivota en torno a cuatro áreas, que estarán ocupados por otros tantos funcionarios que tendrán la consideración de altos cargos.
Será Far quien los nombre directamente, sin concurso, al igual que el director adjunto y el secretario personal. Habrá una jefatura de Ética Pública, Prevención e Integridad, otra de Investigación e Inspección, una tercera de Asuntos Generales, Recursos Humanos y Administración Económica y la cuarta será de Asesoramiento, Representación y Defensa Jurídica.
Para los dos primeros se requerirá una experiencia mínima de dos años en contratación pública, gestión presupuestaria, subvenciones, gestión del personal, control de ingresos públicos, blanqueo de capitales o planeamiento o disciplina urbanística.
A partir de ahí, Far propone la contratación de cuatro inspectores jefes de equipo, seis jefes de unidad y tres adjuntos al jefe de unidad. El organigrama se cierra, por ahora, con dos ayudantes y otros dos ayudantes base.
Todos ellos deberán ser funcionarios de cualquier cuerpo de las distintas administraciones, incluidos los altos cargos que se elegirán por libre designación, es decir a dedo. A todos se les exigirá, además, el nivel C1 de catalán, si bien la propuesta de Far especifica que, si alguno no lo tiene en el momento de tomar posesión de su cargo, dispondrá de dos años para obtenerlo. Es el mismo plazo de tiempo que se ha dado a los trabajadores de la sanidad pública en las oposiciones.
Las cuatro jefaturas serán cargos de libre designación, pero también los puestos de inspector jefe de equipo. Far asegura que estos cargos implican una elevada responsabilidad «por garantizar el adecuado ejercicio de autoridad e inspección administrativa». Añade que estos puestos manejarán información especialmente reservada «debiendo extremar la confidencialidad y discreción por encima de lo exigido a cualquier funcionario».