Más de 48 horas después de aterrizar en Mallorca, un grupo de unos cincuenta jubilados gallegos ha recuperado sus maletas. Sabían que por «un problema técnico» sus pertenencias se quedaron en el aeropuerto de origen, en La Coruña. No ha sido hasta este viernes pasadas las cuatro de la tarde cuando han conseguido que la aerolínea o la agencia que gestiona el viaje, Mundiplan, haya dado con la fórmula para enviar su equipaje hasta su destino de vacaciones.
Están siendo unas vacaciones movidas, según reconoce Fernando, uno de los afectados con el que ha hablado Ultima Hora. Explica que la cosa no empezó con buen pie ya desde el inicio. «Nos tuvieron más de tres horas parados en el aeropuerto sin mucha información precisa. Nos contaban que había alguna clase de problema técnico, pero sin concretar más», afirma el jubilado, que voló hasta Mallorca junto a su esposa.
Al llegar al aeropuerto de Palma se dieron cuenta de que sus maletas no había venido con ellos. «En las cintas de equipajes llegaban maletas de todos lados, menos las nuestras. Nadie nos decía nada». A partir de aquí, como suele suceder en estos casos, cundió la rumorología y la incertidumbre.
«Hubo un poco de tumulto, corrillos y peticiones en el mostrador que no fueron muy atendidas». Lo cierto es que dos días después de llegar a la Isla seguían sin notificación oficial de cuándo iban a aparecer sus maletas ni de cómo iba a acabar el embrollo, hasta que en la tarde del viernes han recibido su equipaje.
Como medida de fuerza, los jubilados habían decidido no contratar ninguna excursión hasta que se solucionara la situación. Mundiplan les ha ofrecido una compensación de 30 euros por persona y día al margen de la que les pueda dar la aerolínea, pero a los viajeros senior eso no les ha convencido mucho. «Económicamente no compensa», consideran.
Han vivido una situación comprometida, ya muchos portaban en sus maletas sus medicinas que necesitan cada día, y no es tan fácil conseguirlas en la farmacia. Hasta que no han podido disfrutar de sus pertenencias, muchos de ellos han dedicado el tiempo a comprar alguna camisa o un cargador de móvil en un bazar cercano al hotel de la Playa de Palma donde están hospedados, sin mucho humor para disfrutar de sus días de descanso en Mallorca.