Venerable lama Rinchen (Montevideo, 1972) es un maestro de meditación de la escuela de budismo tibetano Sakya y traductor al inglés y al español de la lengua tibetana. Vive en Alicante, donde dirige un centro budista. El próximo viernes, 8 de febrero, ofrecerá una conferencia titulada Meditación: la revolución silenciosa en la sala de actos del edificio sa Riera de Palma, a las 18.30 horas.
¿Cómo se inició usted en el budismo?
—Siempre me interesó el tema de la muerte y con 18 años me invitaron a un curso sobre la reencarnación. A partir de ahí, entré en un grupo de meditación en Estados Unidos, donde hacíamos varias técnicas, ya que la meditación no es una cosa exclusivamente budista. Unos amigos me invitaron al taller de un maestro y me impactó porque era profundo y práctico y eso me interesaba ya que soy una persona que se enfoca en resultados. Así, me fui formando hasta que aprecié el potencial que desarrolla la mente.
¿Qué supuso para usted llegar a ser lama?
—Nunca lo busqué. Mi búsqueda fue personal, no solo de darle sentido a la vida sino de encontrar una fuente de felicidad, genuina y sostenible, que no dependa de los altibajos de la vida. Al conocer a los grandes lamas, que poseían esa maestría, fui inspirado a buscar lo mismo, y sin darme cuenta, guiado por mis mentores, empecé un proceso de formación en la India y Nepal, donde estuve 10 años. Pensaba estar allí el resto de mi vida, pero mi lama principal, la cabeza de la tradición Sakya, me dijo que debería ir a España, que había mucha necesidad.
¿Cómo debería iniciarse alguien en la meditación?
—Nuestro primer objetivo es adueñarnos del presente, ya que nuestra mente está divagando continuamente en el pasado o futuro, reviviendo tragedias, o preocupándose por cosas que aún no han sucedido, anticipándose. Por eso, nuestra primera misión es estar presentes y conscientes de todo lo que está transcurriendo. Empezaríamos invirtiendo unos minutos al día para entrenar la mente y aprender a meditar.
¿Qué dirá en la conferencia que se celebra el próximo día 8 en Palma?
—Es un acto público, donde vamos a inspirar a las personas para que exploren lo que es la meditación, una meditación secular y técnica, ejercicios para adiestrar la mente. Hoy en día dependemos demasiado de lo que pasa fuera de nosotros, cuando nos sentimos mal dentro recurrimos a cosas que están fuera. Somos muy vulnerables, nuestra vida tiene muchos altibajos. Por eso, quería compartir estas enseñanzas que me han hecho tanto bien y han funcionado a tantas personas de diferentes culturas a lo largo de los siglos. Tengo amigos en Mallorca que participan en los cursos que hacemos desde Alicante y me han invitado por primera vez a visitar la Isla.
¿A quién recomendaría usted que fuera a escuchar esto?
—Realmente, está dirigida a todo el mundo. Suelen venir las personas interesadas por la meditación, o gente que tiene muchas vivencias, que han visto las limitaciones de la vida materialista o que han tratado de buscar la felicidad con el consumo y tienen conciencia de la mente. Hoy en día, la vida mundana es muy competitiva, hay muchas cosas para entretenernos, ocupar el tiempo y distraernos de quienes somos. Por eso, debería interesar a jóvenes, ya que en esta etapa se tiene la mente muy fértil y se pueden obrar cambios profundos.
Además de ser maestro de meditación es traductor de lengua tibetana, ¿es un idioma que tiende a perderse?
—Sí, porque hoy en día el Gobierno chino se apoderó de Tíbet y esta población está siendo desmantelada, han importado millones de chinos a esta zona y los tibetanos son minoría en su tierra. Los que están exiliados en Nepal o la India también están disolviendo su cultura y corre peligro de volverse una lengua muerta. Es una lástima porque es un tesoro para la humanidad que se ha preservado a través de los siglos, donde están todas las enseñanzas de Buda. Por querer ir a esa fuente tuve que aprender tibetano. Es muy complicada, porque es una lengua muy diferente, con una estructura distinta.
Las personas, por lo general, ¿saben meditar?
—Todos tenemos el potencial, pero como no se enseña, las personas no saben cómo. La meditación es algo que debería enseñarse en los colegios, habría muchos beneficios, y hay estudios que lo corroboran. Hoy en día hay todo tipo de cursillos y todos aportan algo, pero se enfocan sobre todo en el aspecto terapéutico, en la meditación como una herramienta para poder gestionar las emociones y la ansiedad. Por supuesto que la meditación tiene este potencial, pero ofrece mucho más, no solo sirve para hacer la vida más superable.
¿Cómo ve el budismo en Mallorca?
—Es mi primera visita a Palma y no conozco el movimiento budista local en profundidad. Pero sí he visitado Ibiza, de vez en cuando doy talleres y pequeños retiros. Si Mallorca es como Ibiza, hay mucha apertura. Hay otras partes de España en las que la mentalidad es más conservadora, pero las Islas tienden a tener más apertura de mente. Las personas isleñas suelen tener más curiosidad para explorar el potencial que puede ofrecer la meditación.