La Diócesis de Mallorca está inmersa en una política de actualización de los precios de alquiler de los inmuebles que tiene en propiedad, con el objetivo de rentabilizarlos y ponerlos al mismo nivel de los que imperan en estos momentos en el mercado inmobiliario en Palma y resto de la Isla.
Los inquilinos de estos pisos han recibido en los últimos tres meses diversas notificaciones, vía burofax o requerimientos notariales, del Obispado y las parroquias para notificarles que al finalizar el contrato que tienen vigente verán incrementadas las condiciones económicas.
A una vecina de Palma que vive en un piso propiedad del Obispado, ubicado en pleno Passeig Marítim, en este sentido ha recibido una notificación en la cual se le indica que el actual alquiler de 530 euros pasará a 1.050 en el nuevo contrato, lo que supone duplicar el coste del mismo.
«Es cierto que se le ha informado de ello, pero el tema no está cerrado por estar negociándose las condiciones finales del nuevo contrato. El actual contrato, más tratándose de la zona en que se ubica el piso, está por debajo del precio del mercado inmobiliario que impera en Palma. Es precisamente esto lo que se ha revisado al alza», indican fuentes del Obispado.
La inquilina en cuestión, que cobra al mes 1.200 euros, ha hecho una contraoferta al Obispado en la que indica que está dispuesta a abonar como pago del alquiler el 50 % de su nómina. Al mismo tiempo, manifiesta que se tenga en cuenta que durante los cinco años de duración del actual contrato «ha cumplido mensualmente con sus obligaciones económicas sin fallar ningún mes, lo cual extraña que se le amenace con el desalojo sino cumple las nuevas condiciones», según indicaron este jueves personas próximas a la inquilina.
Las mismas fuentes del Obispado añaden que en el precio final «están incluidos los gastos comunitarios y que se ha hecho al final una contraoferta». Esta contraoferta este jueves no la conocía la inquilina, que ha dejado en manos de un abogado todos los trámites legales para poder alcanzar un acuerdo final.
En estos momentos se desconoce la oferta de pisos que tienen en propiedad las parroquias de Mallorca, los cuales están repartidos por los municipios, los cuales también se encuentran en régimen de alquiler y que palia la escasez de vivienda en las principales zonas turísticas y en el interior de Mallorca.
A parte de estos pisos, el Obispado y las parroquias también cuentan con otro tipo de oferta inmobiliaria que alquilan para que no se deteriore y pierda valor con el paso de los años.
El dinero que se obtiene con los alquileres se dedica a ayuda social y mantenimiento del patrimonio de la Iglesia, que al mismo tiempo supone un atractivo turístico cultural de Mallorca para el mercado local, peninsular y extranjero.
Herencias
El Obispado de Mallorca y las parroquias de la Isla reciben en herencia cada año y de forma periódica todo tipo de inmuebles de propietarios que al morir testan a favor de la Iglesia por motivos personales o por no tener descendencia. En este abanico se encuentran pisos, locales comerciales, viviendas unifamiliares y otro tipo de inmuebles.
La Iglesia recibe estas herencias con la clara intención de evitar su degradación y obtener unos réditos con sus alquileres o venta para implementar su labor social en Mallorca. Esta coyuntura se puede extrapolar a nivel de todas las comunidades autónomas, ya que es una tendencia generalizada que por tradición o por tratarse de personas muy religiosas los propietarios optan por dejar sus activos inmobiliarios y parte de su dinero a la Iglesia.