Los vecinos del Coll d'en Rabassa denuncian la falta de mantenimiento y de infraestructuras que padecen y aseguran que son una de las más desatendidas de Palma. «Estamos hartos de predicar en el desierto», explica Juana Ruiz, miembro de la junta directiva de la Asociación de Vecinos de Ses Cases Noves. En este punto añade que «la barriada vive de pequeños parches que no conducen a nada».
El mal estado de las aceras, muchas de ellas levantadas por las raíces de los árboles, es una de las principales quejas de los residentes en el Coll. Juana argumenta que muchas personas, especialmente mayores, se han caído y han resultado heridas.
La falta de iluminación es otra de los motivos de protesta. «Hay varias calles donde la iluminación es prácticamente inexistente y las pocas farolas que hay están tapadas por los árboles». Juana sostiene que entre el mal estado de las aceras y la falta de iluminación, «las calles del Coll se convierten en un potencial peligro físico por el riesgo de caídas». Además, reclaman más pasos de cebra para cruzar con seguridad.
Los vecinos también consideran que hay poca limpieza en el Coll, tanto en las calles como en los contenedores. «A veces el olor es insoportable», lamentan. Además, critican que las calles están llenas de excrementos de perros.
Al margen de estos problemas genéricos que afectan a todas las calles, tienen dos puntuales: Cala Gamba y la Torre d'en Pau. «Es urgente que de una vez por todas se arregle el muro de Cala Gamba y se ponga fin a la constante acumulación de algas que causan un olor a putrefacción que no se puede soportar». En cuanto a la Torre d'en Pau, reclaman al Ajuntament que presente «un proyecto real de remodelación y adecuación que vaya dirigido especialmente al ocio de los más pequeños y los jóvenes puesto que en esta barriada los chicos prácticamente no tienen donde jugar y realizar actividades educativas».
La Asociación de Vecinos de Ses Cases Noves también está especialmente preocupada por los vertidos que llegan a la playa de Ciutat Jardí. En este sentido, aseguran que «nos están haciendo mucho daño, tanto a nivel económico como de imagen». También se quejan del deterioro que padecen las máquinas de gimnasia situadas cerca de la playa y reprochan que el Pacte se comprometió a renovarlas a principios de año, pero no lo ha hecho.
Los vecinos están hartos de que «las denuncias expuestas en los plenos municipales o las reclamaciones en las juntas de distrito hayan caído en saco roto». «Uno de los barrios con más arraigo de Palma, como es el Coll, se está convirtiendo en una de las zonas más degradadas de la ciudad», lamenta Juana y exige actuaciones inmediatas a Cort.
El presidente de la Federació de Veïnats de sa Ciutat de Palma, Miquel Obrador, expone que «pasar de El Molinar al Coll es como ir de Corea del Sur a Corea del Norte».