En la playa de Can Pere Antoni, a la altura del Palacio de Congresos, varias personas se han asentado al lado de las duchas desde hace aproximadamente una semana porque, según explica Sergio Gabriel Reja, uno de los ocupantes, «los albergues están llenos y, además, en la playa se está muy bien».
Otro de los asentados, Alexander Moranda, afirma que lleva una semana en la playa y que desde hace medio año vive en la calle. Además, Moranda asegura: «Nunca hemos tenido problemas con la gente que viene a la playa». Sergio Gabriel Rejas explica que cuando vino a Palma se quedó sin trabajo y por eso vive en la calle. «Mientras no nos metamos con nadie ni nadie venga a molestarnos creo que no estamos haciendo nada malo», declara.
La policía ha venido y se ha llevado a gente que robaba, pero a nosotros nunca nos dijeron nada porque no estamos haciendo nada malo», explica.
El campamento se encuentra al lado de las duchas, las cuales utilizan para cubrir sus necesidades de higiene del día a día, y consta de varias sombrillas, colchones tirados en la arena, algunas sillas y neveras de camping. «La comida la cogemos del contenedor de un supermercado», dice Sergio Gabriel Rejas. «En África se están muriendo de hambre y aquí tiran comida en buen estado; no entiendo nada», añade.
«Somos cuatro personas, pero los demás trabajan y tienen que hacer cosas por la mañana. Solo vienen a dormir», explican los sin techo. «Al final se junta mucha gente aquí por la noche para poder dormir tranquilo sin miedo a que te roben», reconoce Alexander Moranda.
Los usuarios
A pesar de la denuncia de algunos vecinos, los usuarios de la playa aseguran que no se sienten molestos ante esta situación. «Mientras no generen conflicto, a mí no me importa que estén aquí», señala Francisca Bisbal, bañista, y añade: «Lo único que me molesta es ver botes de gel y champú tirados en la arena teniendo los cubos a escasos metros, pero no puedo afirmar que hayan sido ellos».
Javier Aguiló Polar, otro de los usuarios declara: «Si están aquí es porque no tienen dónde ir. A mí no me molestan».
Por su parte, el IMAS, asegura que no es cierto que los centros estén llenos: «Hay plazas suficientes para quienes lo necesiten, otra cosa es que haya personas no quieran hacer uso de estos recursos».