No había neutralidad sino negociaciones discretas, tan discretas que, por desconocidas, ya estaban empezando a generar inquietud entre algunos dirigentes, temerosos de que la puesta de perfil de Gabriel Company dejara descolocado al partido en Balears.
El viraje final del PP balear a la lista de Pablo Casado, con la presencia de toda la cúpula de las Islas en la nueva directiva nacional del partido, no se improvisa y deja claro que Company llevaba días trabajando para conseguir el máximo peso posible en Génova. El PP balear sale reforzado y Company, más porque la jugada le ha salido tan redonda que no resulta extraño que la delegación balear volviera eufórica de Madrid.
El mapa municipal que dibujó el voto de los militantes por municipios permitió observar que la dirección de las Islas estaba mayoritariamente con María Dolores de Cospedal y la militancia, con Casado, pero la alianza de estos dos candidatos en contra de Soraya Sáenz de Santamaría dejó al PP balear en una situación ideal: suma de deseos de la cúpula y de la militancia.
La supuesta neutralidad no ha existido, pero la operación ha dejado intacto al partido en las Islas: no ha habido debate interno y por lo tanto no ha habido peleas entre dirigentes ni evidencia de discrepancias con parte de los afiliados remando en una dirección y parte de los afiliados, en otra, algo que sí ha sucedido en otras comunidades autónomas. Company dio libertad de voto y mientras tanto negociaba con Casado. Los tres cargos más representativos del partido, el presidente, el secretario general y la portavoz parlamentaria, estarán ahora en una dirección nacional nueva en la que el nuevo ya no será el presidente balear. ¿Y qué hacía el presidente del PP de Calvià, José Manuel Ruiz, en la lista de Santamaría? Permitiría un análisis completo pero da la impresión de que también esto estaba pactado y bien pactado, no vaya a ser que ganara la candidata.
La jugada estratégica le ha funcionado y las miradas están ahora puestas en comprobar si el experimento hace o no aguas en el terreno de la ideología. Muchos de los postulados patrióticos de exaltación de la indisoluble unidad de España que defiende Casado chirrían en un PP ‘regionalista', que además tiene una posición más moderada en materias como el aborto y las políticas de familia. Este congreso ha demostrado que el PP necesitaba virar a la derecha para recuperar el voto que le ha robado Ciudadanos y para hacer frente a un PSOE virado a la izquierda. Está por ver si ese viraje político llega también a las Islas.