El vanguardista Dar, que es el megayate más moderno del mundo, llegó el miércoles al Club de Mar de Palma en su singladura inaugural. Considerado como uno de los diseños náuticos más atrevidos, obra de Luiz de Basto, es el resultado del denominado Shark Project, en alusión a las estilizadas líneas de un tiburón, que evoca de proa a popa.
Atribuido a Ziyad Manasir, magnate ruso del gas, mide 90 metros de eslora por 14 de manga y está considerado como lo más avanzado en náutica de superlujo, a cargo de la prestigiosa firma neerladesa Oceanco. Entre sus novedades destacan las cubiertas superiores, concebidas para albergar a 12 invitados y 31 tripulantes, enteramente revestidas de cristales tintados.
Estructurado en cinco cubiertas, a popa dispone también de un beach club con portalón abatible dotado de una plataforma para el baño. Otro detalle que acentúa su lanzada configuración es su aspecto bicolor, con casco de color azul marino y superestructura blanca.
La decoración, a cargo de Nuvolari & Lenard Design, sigue la línea contemporánea de la embarcación, con un marcado acento náutico frente a otras concesiones vistas en otros yates. El propósito ha sido crear una embarcación que sin romper los esquemas habituales, pone el énfasis en la línea y el diseño sin renunciar a la apuesta por la innovación en detalles estructurales o decorativos.
La llegada de este yate se inscribe en el desfile que todos los veranos registra el litoral balear y que en Mallorca alcanza su punto álgido en los pantalanes del Club de Mar. Así, en estos momentos el Dar comparte muelle con el Venus, otra nave de vanguardia que desde su entrega en 2012 según un particular diseño de Philippe Starck construido por Feadship para Steve Jobs, frecuenta cada verano este puerto.
En la pasada primavera se registró la visita del Fountainhead de 88 metros y poco después del Rising Sun, que con sus 138 metros se encuentra en el selectivo grupo de los mayores del mundo. A su vez, la bahía ha acogido el Queen Miri, fondeado frente a Palma y el Cloud 9, en Bendinat. La presencia de estos yates no pasa inadvertida por sus dimensiones y formas, producto de los gustos más personales de sus armadores y de los arquitectos navales de mayor prestigio.