Isabel y Magdalena Quesada son las actuales propietarias de Quesada Decoración y nietas de los fundadores. Isabel recuerda que en 1890 sus abuelos, Isabel Concepción Fuentes Candela y Joaquín Quesada Ferrandi, abrieron este establecimiento en el Passeig des Born. El negocio vivió años dorados en los que se dedicó a decorar y amueblar lugares tan emblemáticos como el Hotel Formentor o el Palau March y también muchas posesiones de Mallorca. En 2015 la familia tuvo que dejar es Born para instalarse en la calle Montcades, 2. Con 128 años abierto, esta tienda de tapicería, decoración y complementos es la más antigua de las que quedan en Palma.
En sus inicios, recuerda Isabel, sus abuelos «venían desde Alicante durante algunas temporadas a vender alfombras para adornar los palacios de las familias de la alta sociedad de Mallorca». Con el tiempo abrieron un local permanente en Palma.
El negocio dio un salto con la segunda generación, cuenta Isabel, antes de la guerra, con Joaquín Quesada Fuentes, hermano mayor de su padre, que fue socio fundador del Fomento de Turismo». «El Fomento estaba al lado y muchas de sus reuniones se hacían en la tienda», rememora. Con el tiempo abrieron un taller en la calle Sant Feliu donde había ebanistas, carpinteros, tapiceros, modistas etc., «llegaron a trabajar cerca de 40 personas», pero cerró en los años 70.
Isabel relata que en 1977 su padre falleció y «en apenas dos meses nos quedamos también sin mi tío y un sobrino, las tres personas que atendían el negocio», por lo que todo quedó en manos de los cinco primos, de los que Isabel era la mayor con 23 años. Ahí tuvieron que tomar una decisión vital para sus vidas. «Mi hermana estudiaba Historia y yo Filología –explica Isabel– y no pensábamos acabar aquí, pero la vida nos llevo por este camino. Supongo que también intervino el azar, ya que este mundo de las telas y la decoración es un mundo muy estético con el que sintonizamos, si hubiera sido otro tipo de comercio quizá no hubiéramos encajado y lo hubiéramos traspasado». En aquel momento, añade, «pensamos más con el corazón». Así, a principios de los 80 las dos hermanas se hacen cargo del negocio, donde ahora trabaja también su prima Concha.
Si se le pregunta por el secreto para llevar tantos años, Isabel responde que «es una mezcla de varias cosas, un poco de azar pero también el amor a una estética y a la belleza en sí». Opina que «el mundo del textil y de la decoración tiene algo ligado al arte, un arte aplicado a las casas en el que todo el mundo puede tener su pequeña obra, su intervención». «Para mí –añade– la decoración y el ambiente en el que vives tiene que ser equilibrio y armonía, como en todo, y encajar con tu personalidad».
En este comercio la tapicería es la base, pero también se pueden encontrar muebles, lámparas, alfombras y todo tipo de objetos de decoración. La clientela es sobre todo residente, mallorquines y extranjeros.