Laura Cameron, la empresaria británica afincada en Calvià que es la principal imputada en la investigación por estafas a hoteles por falsas intoxicaciones de turistas, limita al mínimo su papel. En su primera declaración judicial, realizada a petición propia, señala que se limitó durante cuatro meses a recoger datos personales de turistas a pie de hotel en la Isla que luego vendía a empresas de marketing. Sin embargo, negó que les informaran de que se trataba de denunciar falsas intoxicaciones y que a ella le dab igual si llegaban a reclamar o no.
En su declaración respondió a la juez instructura y a su defensa, no así a las acusaciones particulares que representan a cadenas de hoteles y a la Federación Hotelera. Tras ser detenida por la Guardia Civil el pasado verano había rechazado contestar a pregunta alguna. Ahora, en su versión asume un papel mínimo ante la magnitud de las reclamaciones tramitadas desde el Reino Unido por falsas intoxicaciones en Mallorca.
Explicó que apenas se dedicó unos meses desde su empresa a recopilar datos y que a la hora de pedirlos había consultado con asesorías de protección de datos. Así, indica que se limitó a vender esos teléfonos a tres agencias diferentes en el Reino Unido y que eran ellas las que se encargaban después de contactar con los turistas para que pusieran las reclamaciones ficticias.