El turismo de cruceros, al margen de polémicas de si satura o no el centro de Palma, es un auténtico negocio para los servicios de restauración, comercio, farmacias, transporte y hoteles de la ciudad. El último estudio realizado por la Autoritat Portuària de Balears (APB) constata que en 2015 el impacto económico de esta actividad en Palma fue de 224 millones de euros, cifra que se ha incrementado en 2016 y 2017 por el mayor volumen de cruceristas que han llegado al puerto, casi un 15 % más respecto al año objeto del estudio.
De esta cantidad global, el 39,44 % fue a parar al pequeño, mediano y gran comercio, mientras que el 12,54 % y 12,46 % benefició a la oferta de alojamiento (hoteles) y transporte (taxis y autobuses de transporte regular y discrecional), respectivamente.
Las patronales de hostelería, restauración y oferta complementaria coinciden en señalar en que el turismo de cruceros incrementa hasta un 30 % el volumen de negocio respecto a un día normal.
Reflejar, además, que la escala de un crucero en el puerto de Palma genera más de 325.000 euros de ingresos.
Cruceristas
El crucerista se define como de tránsito o de base en función del puerto donde inicie o finalice el crucero. El de tránsito se caracteriza porque sólo pasa en tierra unas horas, mientras que el de base empieza y termina el crucero en el mismo puerto y, en algunos casos, aprovecha para quedarse en Palma un día o varios antes de embarcar o después de desembarcar.
El 90 % de los cruceristas de tránsito bajan a tierra y se distribuyen por todo el centro de Palma, así como en la contratación de diversos servicios. Es por ello, que el gasto directo que realizan engloba los consumos realizados en excursiones, alojamiento, restauración (bares, restaurantes y cafeterías), compras (comercios de souvenirs, calzado, ropa y tiendas de marca) y en otros, en los que se incluye el alquiler de coches y bicicletas, galeras, taxis, autobús turístico, entradas a museos y la Catedral.
En cuanto al destino de las excursiones, los cruceristas de base se suelen quedar en el centro de Palma, mientras que los de tránsito optan por Palma, que incluye el Casc Antic y visita al Castell de Bellver; es la primera opción para el 81 %. El 19 % restante visita las Coves del Drac, la fábrica de perlas en Manacor, Sóller, Valldemossa, Deià y Cabrera.
Un aspecto casi anecdótico, pero que no lo es en el volumen de gasto, es que cuando llega un crucero al puerto de Palma las farmacias próximas a la zona portuaria registran un incremento de ventas de todo tipo de productos farmacéuticos.
A parte de los propios turistas de crucero hay que incluir en este apartado del impacto económico en Palma el gasto directo de las tripulaciones, que según el estudio supera los 26 millones de euros al año en restauración y compras diversas. En este suma y sigue hay que contabilizar también el de las navieras y consignatarios. Aquí, se encuadran todos los servicios que necesitan los buques de cruceros cuando atracan en el puerto. Entre ellos están los prestados por las empresas consignatarias al pasaje por las terminales de cruceros con el equipaje, seguridad, ?handling? y ?checking?. A esto hay que sumar los de la APB con los prácticos, amarre y desamarre de buques, tratamiento y recogida de residuos, servicios de combustible, adquisición de alimentos, bebidas y agua (entre otras provisiones) y la asistencia médica de la tripulación y de los pasajeros. También hay que incluir a agencias de viajes y touroperadores.
En cuanto a la división del gasto, según se desprende de la encuesta realizada para el estudio de la APB, es diferente en función del tipo de crucerista. Los de tránsito realizaron en 2015 un gasto durante su estancia (de 4,1 horas) de 72 euros por persona, mientras que el del crucerista de base fue de 155 euros de media por día en toda su estancia, que comprende el día de inicio del crucero, finalización y estancia adicional.
La patronal de las agencias de viajes Aviba y la Asociación Hotelera de Palma inciden en que el turismo de cruceros es muy positivo, pero entienden que la redistribución del número de escalas de los buques se debe racionalizar a lo largo de los siete días de la semana. La patronal de las navieras APEAM indica que las empresas de cruceros deciden con casi un año de antelación la programación de sus buques en los puertos del Mediterráneo. La Cruise Lines International Association (CLIA) entiende la problemática, pero lo deja en manos de los intereses estratégicos de las navieras en cada puerto.
A nivel mundial los cruceros mueven, en más de 500 barcos, unos 25 millones de turistas, por lo que puede considerarse un sector relativamente pequeño dentro de la industria turística, que transporta al año 1.200 millones de turistas internacionales, aunque ha experimentado un crecimiento del 70 % en los últimos 10 años.
Los itinerarios se reparten entre distintas regiones del mundo, destacando el Caribe con más de un 30 % de los tráficos, y a continuación el Mediterráneo, con un 20 %. Casi la mitad de los pasajeros todavía siguen siendo americanos y en la Unión Europea viajan por encima de los demás británicos y alemanes. El mercado español ha crecido un 30 % en los últimos años.
La APB
El puerto de Palma, dentro de este contexto mundial, se ha convertido en un gran destino de cruceros favorecido por su ubicación geoestratégica, la estabilidad y seguridad física y jurídica del entorno, las conexiones aeroportuarias con Reino Unido y Alemania y la potente oferta turística existente.
Atendiendo las demandas provenientes desde instituciones públicas y privadas, desde 2003 la Autoritat Portuària de Balears (APB) considera que este tráfico marítimo es estratégico, de ahí que haya dedicado importantes recursos para la mejora de infraestructuras e instalaciones portuarias, con nuevos muelles y ampliaciones de otros existentes, estaciones marítimas y zonas anexas para taxis, autobuses o pasarelas fijas y móviles para embarque y desembarque.
«Lo que hemos hecho es mejorar en definitiva la calidad, la eficiencia y la seguridad en los servicios portuarios y hacer mucho más competitivo al puerto de Palma con el resto de puertos del Mediterráneo», puntualizan desde la APB, entidad que preside Joan Gual.