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La Justicia recurre a cinco filólogos para aclarar una oposición a limpiadoras del Govern

Imagen de archivo de una limpiadora. La oposición seleccionaba estos empleos para el Govern.

| Palma |

Cinco doctores en filología no fueron capaces de ponerse de acuerdo en qué quería preguntar exactamente el Govern en una oposición para limpiadores. La cuestión, planteada en el ejercicio práctico de una convocatoria de 2011, ha desembocado en un largo procedimiento penal en el que sólo la imposibilidad de repetir todo el ejercicio siete años después ha salvado de una condena a la Administración.

La enrevesada pregunta, que se reproduce sobre estas líneas, motivó las protestas de los aspirantes a las plazas. Ante las dudas que planteó el tema, el Govern pidió un informe a la Universitat. En base a ese dictamen lo que hizo fue aceptar la queja que se planteó y revisar las notas que se pusieron a ese ejercicio. De esta forma hubo un nuevo listado de aprobados y excluidos.

Tras esta decisión, dos de las personas que quedaron fuera acudieron a los tribunales para reclamar que se hiciera de nuevo el examen. Un juzgado les dio la razón en primera instancia: «De una simple lectura del enunciado del ejercicio práctico se desprende que el mismo está redactado de modo tal que puede ser objeto de diversas interpretaciones. No existe una respuesta objetiva y concreta. Desde el momento en que hasta cinco doctores en Filología han analizado gramatical, semántica y ortográficamente el enunciado de la prueba y no han alcanzado una conclusión unánime, es obvio que dicho enunciado es ambiguo y oscuro».

El TSJB, sin embargo, da por buena la decisión que tomó el Govern. Se basa en varias sentencias del Supremo para señalar que ejecutar la sentencia siete años después de la prueba no es viable, por el perjuicio que supondría para los aspirantes que estaban en la lista definitiva y para los cuales la prueba no planteó ninguna duda: «La mejor manera, o menos perjudicial, si se quiere decir así, es la de mantener el acto impugnado», concluye el tribunal. La Sala de lo Contencioso admite que la pregunta podía ser confusa, «pese a todo, la mayoría de los aspirantes la entendió y la contestó» y añade: «Tampoco a la Sala, después de su lectura, se le presenta ningún tipo de duda».

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