Tres representantes de cada una de las 33 cofradías de Palma, acompañados de unos dos centenares de penitentes, han protagonizado este viernes la primera de las procesiones de esta Semana Santa y recorrieron el trayecto que va desde el Convent dels Caputxins a la Basílica Sant Francesc, donde el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, (Ciutadella, 1948) leyó un pregón en el que reflexionó sobre la importancia del perdón. En su intervención, el obispo señaló que «Dios quiere al pecador» y recordó a los «excluidos de las sociedad».
El pregón del obispo es una de las novedades de esta Semana Santa ?lo habitual es que lo lean otras personas?, pero no la única. Habrá menos procesiones. Como las cofradías siguen siendo las mismas, 33, eso no se notó en la de este viernes. Ni la participación, ni el recorrido, se diferenciaron de las de otros años. Una banda de tambores acompaño todo el recorrido ante la mirada de fieles.
Todo está medido en estas procesiones. Algo más de una hora después de su salida, la comitiva llegaba a Sant Francesc. A un lado y otro de la entrada, hombres y mujeres que presenciaron cómo entraban en el templo y cómo un representante de cada cofradía dejaba su estandarte junto al altar central. Los bancos se llenaron cuando entraron todas las personas que habían participado en la procesión.
Antes de llegar hasta allá, la comitiva había recorrido las calles que separan el Convent dels Caputxins de Sant Francesc. El presidente de la Asociación de Cofradías, Miguel Llabata, fue el encargado de presentar al obispo, al que agradeció que protagonizara el pregón de este año. Para entonces, las personas que habían accedido al templo en procesión ya se habían quitado sus caperuzas y sentado en los bancos laterales o bien se habían quedado de pie. Había cofradías donde sus tres representantes eran mujeres. Cada vez es mayor la presencia de éstas en las procesiones, según el tesorero de la asociación de cofradías, Pedro Ferrer.