El Forn de la Pau es uno de los hornos tradicionales más antiguos de Palma y su origen está documentado desde el año 1729, aunque se desconoce la fecha exacta de su fundación. Amparo Ensenyat, que lo regenta junto a su marido, cuenta que sus suegros, Tomeu Cirer y Juana Vallori, lo compraron hace unos 68 años.
Amparo confiesa que el secreto para sobrevivir durante tantos años es «ofrecer buena calidad, los clientes agradecen mucho el buen producto». Además de pan venden todo tipo de productos mallorquines, entre los que destacan las ensaimadas alargadas que inventó su suegra. Aunque ella no las ha visto en otros establecimientos, sí le han comentado que las venden. Amparo explica que siguen las recetas tradicionales mallorquinas y el calendario festivo. Sin embargo, también han introducido nuevos productos para adaptarse a los nuevos tiempos, tales como el pan integral, el ecológico o el moreno, pero sin perder la calidad que les caracteriza.
Cabe destacar que aún conservan el horno de leña antiguo, que tiene más de 200 años, y dota a los productos de un toque aún más tradicional. Otro de los elementos originales que conservan son los cajones para fomentar el pan, que son muy antiguos pero no saben cifrar su fecha de creación, y una balanza que tienen en el mostrador.
Amparo explica que no se han planteado nunca cerrar porque tienen clientes de toda la vida, pero precisa que «el pan congelado ha hecho mucho daño a los hornos tradicionales». Sí reconoce que han recibido ofertas de muchos extranjeros, con la intención de comprar, tanto el local como el negocio. Sin embargo, responde que «mi marido no quiere ni oír hablar de vender». «Tener un horno es muy sacrificado, pero muy agradecido porque la gente lo valora. El horno es nuestra casa», expresa Amparo, que no puede ocultar el cariño que siente hacia el Forn de la Pau.