Gerard tiene seis años, vive en Santa Maria y es autista. A pesar de todas las adversidades y la lucha diaria que mantienen sus padres contra el trastorno, el pequeño es «lo más maravilloso que nos ha pasado en la vida», dice Tamara Solano, su progenitora.
La legislación balear contempla que todos los niños con autismo de nuestra comunidad pueden acogerse a una serie de terapias gratuitas hasta los seis años. A partir de ese momento, todas las ayudas desaparecen. Así, Tamara se ha convertido en una auténtica madre coraje.
Tras mantener reuniones infructuosas con responsables del Govern balear, decidió crear una asociación y presentarse en el Congreso de los Diputados con más de 350.000 firmas exigiendo el cambio de la Ley y mayores ayudas para las familias.
«Me reuní hace meses con la consellera Fina Santiago y con muy buenas palabras me pidió tiempo para tratar de solucionar el problema. Aún estamos esperando. El tiempo para mi hijo se acabó el miércoles», señala. «Él tiene el mismo derecho a avanzar que un niño con padres ricos. Las terapias no son un lujo, son una necesidad. Gerard es un amor. Lo que no te dice con palabras te lo dice con miradas. Me da la fuerza para seguir viviendo», concluye Tamara.
Pérdida de contacto con la realidad exterior
El autismo es un trastorno psicológico que se caracteriza por la intensa concentración de una persona en su propio mundo interior y la progresiva pérdida de contacto con la realidad exterior. El autismo afecta a la socialización, la comunicación, la imaginación y la conducta, entre otras cosas. La incidencia es de unos 60 casos por cada 10.000 niños.