Los once colegios diocesanos de Mallorca, que dependen directamente del Bisbat, seguirán unas mismas líneas pedagógicas y de identidad definidas por el Projecte Educatiu Institucional (PEI), aprobado en junio de 2016 y con vocación de perdurabilidad a lo largo de los años, aunque sometido a revisiones.
Los once centros reúnen a 8.000 alumnos y 570 profesores. Representan el 20 % de la oferta de enseñanza concertada de la Isla. Sólo Sant Josep Obrer es el centro concertado de Bachillerato más grande de España. Sant Josep Obrer cuenta en total con 2.800 alumnos y el Col·legi Sant Pere, con unos 1.500.
El vicario episcopal d'Educació, Miquel Gual, explica que «en los colegios diocesanos no teníamos una línea definida para todos. Con base en el humanismo cristiano, el PEI ha servido para fijar unas pautas de innovación pedagógica y pastoral. Así, los colegios no funcionan como reinos de taifas, sino como unidad».
Los colegios diocesanos se rigen por el Consell de Direcció, integrado por el propio Gual; Joan Moll como secretario; y los directores generales de los colegios: Tomás Martínez (Santa Maria, Immaculada y Montision), Antoni Josep Salvà (Sant Josep Obrer, Escola de Música de Sant Josep Obrer y Corpus Christi), Andreu Mir (Sant Pere, Santa Magdalena Sofia i Fra Joan Ballester) y Andrés Pérez (Sant Antoni Abat y Bisbe Verger). Todos los centros son de Palma excepto Montision (Pollença), Fra Joan Ballester (Campos) y Bisbe Verger (Santanyí).
Acciones formativas
Joan Moll señala que «en innovación pedagógica, hemos realizado durante el pasado curso un total de 60 acciones formativas dirigidas a todo el profesorado».
El vicario indica que «los centros diocesanos tienen su origen en la sensibilidad de sacerdotes que crearon escuelas parroquiales. Así, los colegios diocesanos han tenido tres momentos importantes: el fundacional, con los sacerdotes-directores; con posterioridad, y por falta de sacerdotes, la dirección de los centros corrió a cargo de tres seglares, por lo que se crearon tres grupos autónomos de colegios; y ahora la nueva etapa del PEI, con cuatro directores generales, pero sin que ello signifique la creación de cuatro grupos, sino estableciendo una unidad de criterios».
Antoni Josep Salvà comenta que «siempre puede haber gente reacia a los cambios. La implantación del PEI ha supuesto un giro importante para el profesorado, pero la respuesta general ha sido de implicación». Tomàs Martínez añade que «hemos pasado de ser una red de colegios a ser colegios en red». Gual subraya que «es más importante el todo que la parte, así como el funcionamiento en equipo».