Mallorca, antaño conocida como la 'Isla de la calma', ha ido perdiendo en muchos aspectos ese calificativo con el paso de los años, incluso en sus rincones de costa más recónditos y vírgenes, que hasta hace relativamente poco eran coto de unos pocos privilegiados.
La saturación creciente de calas y calons como Cala Varques, Caló des Moro, y la recientemente referida de Cala Màrmols, llena de jóvenes con ganas de divertise en pleno mes de abril, han generado una reacción en muchos ciudadanos locales, que no se resignan a perder sus rincones de paz.
Por esta razón, no son pocos los que piden expresamente que no se difundan localizaciones ni rutas, especialmente a través de las redes sociales, con el objetivo de que los visitantes foráneos no 'conquisten' también estos espacios.
Aunque muchas veces no es necesario: Google Maps, presente en todos los móviles con Android, y la aplicación Mapas en iOS, facilitan ya de base esta tarea.
Regular el acceso a las zonas de costa, especialmente aquellas con alto valor paisajístico y medioambiental, es otra de las propuestas que espontáneamente están aflorando para contenter la excesiva presión humana en puntos costeros frágiles.