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Vidal cifra en 2,5 millones el daño por temporal en la red de torrentes y dice que han recibido 115 peticiones de ayuda

Imagen del torrente de Sóller. | Lluc Garcia

| Palma |

El conseller de Medio ambiente, Agricultura y Pesca, Vicenç Vidal, ha cifrado los daños en la red de torrentes por los episodios de fuertes lluvias en unos 2,5 millones de euros, según estimaciones iniciales, y ha avanzado que ya han recibido 115 solicitudes de agricultores para ayudas por daños por el temporal.

Así lo ha expuesto este miércoles durante su comparecencia en la Comisión de Medio ambiente y Ordenación Territorial del Parlament. Vidal ha comparecido a petición del PI para dar cuentas de la gestión de la Conselleria durante los episodios de lluvias intensas que se vivieron en diciembre de 2016 y en enero de este año, si bien ha recordado «no es el encargado de gestionar las emergencias a la comunidad autónoma».

La estimación inicial de los daños en la red de torrentes debido a estas lluvias se sitúa en unos 2,5 millones de euros, que aportará la Conselleria «para hacer frente a los desperfectos allá donde no ha llegado el Estado» como en el caso de la agricultura.

En este sector, hasta el próximo martes, los agricultores afectados por los temporales de diciembre y enero pueden hacer llegar al Fondo de Garantía Agraria y Pesquera (Fogaiba) las declaraciones por pérdidas de producción en los cultivos herbáceos de cereales, forrajes y hortícolas.

Actualmente ya se han recibido 115 solicitudes y «se ayudará a todo aquel que haya sufrido pérdidas», «a diferencia del Estado que no recoge los daños en los cultivos». Además, la línea de ayudas para márgenes del PDR, también del Fogaiba, ayuda a cubrir también esta parte.

«TORMENTAS EXTRAORDINARIAS»

Vidal ha insistido en que las tormentas fueron «extraordinarias» y ha añadido que, si el 2011 su antecesor, Biel Company, «dijo que los torrentes se habían desbordado porque había llovido más de lo habitual, en este caso está demostrado que se han dado lluvias de récord y excepcionales».

Para reforzar este argumento ha citado los informes de la Agencia Estatal de Meteorología en Baleares (Aemet) que constatan que en Escorca, por ejemplo, no se habían registrado unas lluvias como las del diciembre pasado desde el 2008 y en Palma, no había caído la cantidad de lluvia apresurada en enero desde 1987. De hecho, en los dos episodios, que duraron menos de una semana cada uno, se ha acumulado el 60 por ciento del agua que se recoge habitualmente en un año, ha destacado Vidal.

La tormenta que causó más daños fue la de enero, puesto que este segundo episodio se produjo menos de un mes después del primero, motivo por el cual «las aguas de lluvia no pueden infiltrarse puesto que el terreno está saturado», según el conseller, que ha añadido que «cuando hay un episodio de precipitación importante, por norma general, las aguas pueden tomar dos caminos», «infiltrarse en el acuífero» o continuar «por encima del terreno hasta llegar a un torrente o al mar».

De este modo, «los datos indican que sumando ambos episodios en Mallorca han llovido de la orden de 1.000 hectómetros cúbicos de los cuales se han infiltrado unos 200 (un 20 por ciento aproximadamente). Por lo tanto, 800 han corrido hacia el mar o un torrente».

Para hacerse una idea, ha acabado Vidal, «250 hm3/año es el consumo de agua para todos los usos en Baleares».

Otro factor que Vidal ha pedido considerar es el relevo o topografía del terreno. Según ha detallado, en las zonas con poca pendiente el agua que circula por los torrentes o camas lo hace con menos velocidad que en las zonas donde hay grandes pendientes. Esto afecta «en gran medida» a la zona del Pla de Mallorca, y sobre todo a la zona de Campos y de s'Albufera. Por esta razón en estos puntos las inundaciones pueden ser persistentes y afectar áreas importantes, según ha indicado el conseller.

Otra circunstancia es que las zonas que han sido afectadas en enero, sobre todo el Pla de Mallorca, «está bastante poblada y tiene muchas infraestructuras, como carreteras, que atraviesan torrentes». «URBANISMO A LA CARTA»

En este sentido, «las inundaciones han afectado además infraestructuras como consecuencia de un urbanismo a la carta que se ha practicado durante años en nuestra tierra», ha recordado Vidal, que ha puesto como ejemplo «la carretera de Vilafranca o el torrente del Prat de Sant Jordi de Palma, que tiene que saltar un metro».

En cuanto a las incidencias durante las tormentas, en diciembre, la dirección general de Emergencias registró 179 emergencias, sólo ocho relacionadas directamente con los torrentes, mientras que en enero fueron 557 relacionadas con algunos desperfectos a instalaciones públicas y viviendas, averías a las líneas eléctricas así como cortes a las carreteras por inundaciones o desprendimientos de rocas, pero «resulta que la culpa es de los torrentes que no estaban limpios», ha ironizado el conseller que ha pedido que se «deje de hacer demagogia con este tema».

SE HA DUPLICADO LA INVERSIÓN EN LIMPIEZA DE TORRENTES

Con todo, Vidal ha admitido que «hay que hacer más» en la limpieza de torrentes, motivo por el cual se duplica la inversión de la Conselleria por este concepto este año y el 2018 con dos millones de euros.

Esta cantidad supone poder limpiar un 10 por ciento de la red de torrentes anualmente de forma que en 10 años estaría toda en condiciones.

Asimismo, Vidal ha censurado el «paro» en las inversiones la legislatura pasada «cuando sólo se actuó en 3,6 kilómetros de torrentes» en 2013, mientras que en 2016 «esta cantidad ya ascendió a casi 500.000 euros que han supuesto la limpieza de 60 km de torrentes».

RECURSOS HÍDRICOS

El conseller ha señalado que las fuertes lluvias también han tenido su cara amable ya que los recursos hídricos de las Islas se han situado en febrero en el 76 por ciento en Mallorca cuando en septiembre del año pasado estaban al 40 por ciento y el mismo mes de 2016 estaban al 51 por ciento.

Aún así ha insistido en que «no se puede bajar la guardia», puesto que en la unidad de demanda de Tramuntana, por ejemplo, las reservas ya han menguado en febrero, mes en que no ha llovido.

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