El albergue de la Platja de Palma es como una pequeña torre de Babel. En el edificio del Govern, gestionado por Creu Roja Balears, conviven en la actualidad 40 refugiados de 8 nacionalidades distintas, pero con un problema común: todos ellos han tenido que dejar sus países de origen a causa de la guerra o de las persecuciones sufridas.
El albergue es un espacio abierto en el que las personas que han pedido asilo pueden vivir mientras dura la fase de acogida (unos seis meses), aunque muchos de los refugiados optan por dejar su vida en el inmueble antes de que concluya el plazo de adaptación.
La mayoría de los usuarios del albergue son sirios, hombres y menores de 45 años de edad. De los 40 usuarios que estos días están conviviendo en el centro, 29 son hombres y 11 mujeres, de estos 8 son menores.
Los últimos en llegar han sido 11 refugiados eritreos, que llegaron a Mallorca la noche del pasado miércoles, 11 de enero, procedentes de Italia. Estas 11 personas forman parte del grupo de 81 solicitantes de asilo que España ha acogido, los primeros de este año, en virtud de los programas de reubicación y reasentamiento de la Unión Europea.