El propietario de Globalia, Juan José Hidalgo, ha manifestado este viernes en el Juzgado de lo Mercantil 1 de Palma, donde ha declarado como testigo, que la compra de la hotelera Luabay, propiedad de la extinta Orizonia, fue un «mal negocio» y una «locura» puesto que su cadena acabó perdiendo dinero con la operación.
Hidalgo ha comparecido ante el juez Víctor Fernandez a raíz de la demanda interpuesta por los administradores concursales de Orizonia, que reclaman 13 millones de euros a Globalia por la anterior operación, llevada a cabo en diciembre de 2012. El empresario ha señalado que fueron sus asesores quienes se encargaron de todo y que él se limitó a dar el visto bueno.
El juzgado de lo Mercantil número 1 de Palma celebra el juicio por el caso Orizonia más de tres años después de que la ya desaparecida compañía presentara la solicitud del concurso de acreedores para el grupo turístico, que contaba con más de 5.000 trabajadores.
El grupo turístico ya extinto cerró con Barceló la venta de 157 agencias de la red de Vibo y de la filial de su aerolínea Orbest en Portugal con una flota de tres aviones, lo que permitió salvar más de 1.000 empleos, de los 5.000 con los que contaba inicialmente en plantilla. Asimismo, vendió al grupo Globalia su división hotelera Luabay, que contaba con 700 empleados.