El espacio para depositar las cenizas que produce la incineradora se agota. Una de las infraestructuras más controvertidas de las que acompañaban a la planta de Son Reus, el depósito de cenizas, ya no da más sí y solo queda sitio para seguir empleándolo un año y medio más. Antes de que acabe el plazo, el Consell y Tirme deberán dar con una solución para que la planta no quede inoperativa ante la imposibilidad de depositar las cenizas en un punto habilitado para ello.
Tirme ya ha presentado un proyecto de ampliación del depósito, aledaño al actual, que dobla el espacio destinado en estos momentos al depósito: su capacidad será de un millón de metros cúbicos. El proyecto está en fase de estudio en la Comissió Balear de Medi Ambient, pero también el Consell tiene que dar su visto bueno. La consellera de Medi Ambient del Consell, Sandra Espeja, expreso este jueves ciertas reticencias al indicar que «tal vez no sea necesario un proyecto de estas dimensiones si conseguimos cerrar una de las líneas de incineración».
Un portavoz de Tirme explicó que el proyecto supone una inversión inicial de 7,9 millones de euros a los que habrá que añadir un millón más en una segunda fase. Asegura que la repercusión en la tarifa es mínima ya que supone el incremento de un euro al año.