Bankia y BMN, las dos entidades en manos del Estado, protagonizarán previsiblemente la primera fusión bancaria de 2017, con la que podrían dar el pistoletazo de salida a una nueva ronda de consolidaciones en el sector.
Los expertos llevan tiempo advirtiendo de que hay margen para una mayor concentración bancaria que permita a las entidades ser más rentables y, aunque desde Europa se vería con buenos ojos que se produjera una fusión transfronteriza, a la vista solo se avecina la unión Bankia-BMN.
El Gobierno aprobó a principios de diciembre prolongar dos años más, hasta finales de 2019, el plazo para que el Estado, a través del FROB, privatice Bankia con el objetivo de obtener el máximo retorno de las ayudas públicas, que ascienden a 22.424 millones incluyendo a la matriz del grupo.
Igualmente, acordó una prórroga de dos años para salir del capital de BMN, el grupo formado por Caja Murcia, Caja Granada y la balear Sa Nostra, por lo que la desinversión pública en esta entidad, que recibió 1.645 millones, tendrá que completarse ahora en marzo de 2020.
En cualquier caso, aunque se hayan ampliado los plazos para que el Estado venda sus participaciones en Bankia y BMN, cercanas al 65 %, el Gobierno sigue barajando la posibilidad de unir ambas entidades en un solo grupo, una operación que los analistas aplauden y que, no obstante, ha generado recelos entre los banqueros.
Para los expertos, la unión en un solo grupo de las dos entidades en manos del Estado tiene «sentido económico, industrial y aporta valor a los accionistas de ambas», en última instancia, el propio contribuyente.
La fusión, calculan desde Bankinter, supondría un ahorro de costes del 20 %, y para BBVA, desde una perspectiva estratégica, la operación tiene sentido por la implantación geográfica de BMN en zonas de escasa presencia para Bankia.
A pesar de estos argumentos, los consejeros delegados de Bankinter, María Dolores Dancausa, y BBVA, Carlos Torres Vila, fueron los primeros banqueros en criticar públicamente la fusión y abogar por que Bankia se centre en devolver las ayudas recibidas y BMN sea subastada.
Es lo que sucedió con Novacaixagalicia, CatalunyaCaixa y Banco de Valencia, puesto que las inyecciones de fondos europeos recibidas teniendo en cuenta su tamaño las abocaban a una subasta o una liquidación y les colgaban la etiqueta de entidades «en resolución».
Pero Bankia y BMN estaban en otra categoría a ojos de la Comisión Europea, la de entidades «en reestructuración», y para ese fin eran las ayudas públicas que se les inyectaron, aunque debían pagar un peaje, que no era quedar en disposición de cualquier otro banco, sino disminuir su tamaño, número de oficinas, empleados y salir de determinados segmentos de actividad durante un tiempo concreto.
No obstante, tras las críticas de los banqueros, el ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, aseguró en la ciudad suiza de Lucerna que antes de culminar una posible fusión de Bankia con BMN habrá una puja con toda transparencia.
Un reto a los banqueros ante la escasa probabilidad de que un competidor ofrezca una oferta razonable para adquirir BMN, lo que hace pensar en que su absorción por parte de Bankia será una realidad este mismo año y supondrá la creación de un gigante con más de 2.500 oficinas y 17.350 empleados en España.
Aún así, la consultora AFI asesora al FROB, el fondo de rescate español, y analiza las ventajas de la unión de las dos entidades, junto a otras alternativas, para ayudar a decidir la mejor opción para recuperar las ayudas públicas concedidas.