Puñalada trapera. La filtración a la Prensa del sobresueldo del partido en dietas que cobra Miquel Vidal, presidente del PP Balear, tiene todo el tufo de venganza interna ante «el gran poder refrendado por Madrid» que ha adquirido el político de Santanyí, al que durante lustros muchos no se han tomado en serio por su aspecto bonachón y porque dice a cada uno de los que habla «lo que quieren oír».
Pero la confianza que le ha otorgado Rajoy ha levantado ampollas. Muchos ya no le ven como el «bon titot» de otros tiempos, sino como a un tipo listo que acumula más poder cada día que pasa. «Por eso le han clavado un par de banderillas negras», que incluso han tenido repercusión en cadenas televisivas de ámbito estatal. En Madrid no ha hecho mucha gracia que declarase que los 28.000 euros anuales que cobra en dietas son equiparables a lo que gana un camarero, unidos a los 52.000 por su sueldo de diputado con dedicación exclusiva. Han logrado ridiculizarle.
Estamos ante un acto de venganza interna que ha logrado su objetivo y que tiene sello de procedencia: la planta baja de la sede central del PP, en la calle Palau Reial de Palma. Allí pululan los restos del rodriguismo, que se lamen, ofendidos, sus heridas, tramando venganza. No se sabe quién ha hecho la filtración, pero lo seguro es que Vidal se ha cargado a Andréu Ferrer, a Álvaro Gijón, a Paco Frau y, por sobre todas las cosas, a José María Rodríguez, hasta hace poco amos y señores de esta planta sagrada, antiguo templo de poderes y conspiraciones, digno por sus acciones, omisiones, tensiones y empujones, de las mejores películas de Indiana Jones. De ahí salen el latigazo y el tiro cainita a Miquel Vidal.
Pero tal espíritu de venganza no basta para explicar la felonía. «Hay más», piensan en los pisos superiores de la sede. Quién está perfectamente al tanto y conoce hasta los recovecos de lo que cobran y cobraban los presidentes del PP es José Ramón Bauzá, otro perjudicado de la actual guerra, que brama contra la política lingüística del Govern Armengol y que ve a Vidal (le puso él de secretario general) como a un «redomado traidor» por haber vuelto a las tesis regionalistas cuando «fue Bauzá quien traicionó a los regionalistas cuando alcanzó la presidencia del partido apoyado por éstos». Sí: Bauzá, que cobró dietas de presidente del partido, sabe que Vidal también las cobra, «más que nadie y con más detalle que ninguno dentro del PP».
De hecho, desde que Bauzá le nombró el gerente del partido, el antiguo contable Llorenç García Moll, es conocido como «la tumba». No comenta ni comentaba con nadie asuntos de números que no fuese con su presidente. No parece que la filtración salga de él. Pero el buenazo de Llorenç tiene su despacho ¡en la planta baja!, muy cerca de donde anidaba la tropa enrabietada contra Vidal. De he hecho, hasta hace pocos meses «la tumba» cobraba dos sueldos, uno del partido (procedente de Madrid) y otro del Grup Parlamentari. Una filtración le obligó a renunciar a uno de ellos. Asumió el golpe sin deseos de venganza. El odio es de otros, no suyo.
García Moll no es peligroso, es un santurrón entre números. Son otros los que quieren desprestigiar a Vidal, que ha demostrado una energía y un valor sorprendente en los últimos tiempos. Por eso le han tiroteado y han conseguido que dijera la tontería del sueldo del camarero. Han gozado como posesos al leerlo y escucharlo en medios de comunicación.Van a por Vidal, aunque sea lo último importante que hagan en política. «Ladran, luego cabalgamos». De aquí al congreso del partido le intentarán hacer la vida imposible. Como los hombres. Por la espalda y con filtraciones anónimas, naturalmente.
La planta baja de la sede del PP le hace la cama a su presidente, Miquel Vidal, en un ataque de rabia
Joan Riera | Palma |