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«Ni soy amigo de mis hijos, ni soy colega de mis hijos, yo soy su padre»

Momentos antes de la conferencia del juez de Menores de Granada, Emilio Calatayud, en el Club Ultima Hora. En la imagen, de izquierda a derecha, el relaciones públicas Tommy Ferragut; Paula Serra, directora de Audiovisuales del Grup Serra; Marc Ponseti, director de Banca d’Institutcions en Balears de CaixaBank; Carmen Serra, presidenta del Grup Serra; el juez Emilio Calatayud; Guillem Cladera, director de la Fundació Natzaret; Toni Ferrer, director del hotel Valparaíso; y Susana Baldó. | Joan Torres

| Palma |

«¿Mi consejo a los padres? Que sean padres». El magistrado Emilio Calatayud, el juez de menores más antiguo de España, dio este jueves su visión sobre los problemas que afrontan padres y madres a la hora de educar a sus hijos. La conferencia, organizada por el Club Última Hora -representado por Carmen Serra, presidenta del Grup Serra y Paula Serra, directora de Audiovisuales del Grup Serra- se celebró en el hotel Valparaíso y contó con el patrocinio de la Fundació La Caixa. Los fondos se destinarán a la Fundació Natzaret.

En su charla, el magistrado retó a los padres a asumir la necesidad de la autoridad en la familia: «Yo no soy amigo de mi hijo, no soy su colega. Soy su padre y si no me comporto como tal, les dejó huérfanos». También reclamó que la sociedad sea consciente de los deberes de niños y adolescentes, no solo de sus derechos: «El primer deber que tienen los niños es obedecer a sus padres», manifestó recordando lo que dice el Código Civil sobre las obligaciones de los menores. Calatayud sostiene que en España se ha pasado de un extremo al otro: «Soy preconstitucional ya que nací en los años 60, pero como padre soy postconstitucional y hemos pasado de ser esclavos de nuestros padres a ser esclavos de nuestros hijos». Desde su experiencia como magistrado reclamó un pacto por el menor que atienda a la necesidad de recuperar el principio de autoridad. Puso como ejemplo la supresión de la norma que permitía a los padres corregir a los hijos por parte del ejecutivo de Zapatero: «Me parece una barbaridad que se haya confundido un cachete con maltrato».

El juez habló también de los castigos que impone a los menores que han cometido delitos como condenar a limpiar un cementerio a unos chavales o a limpiar espejos a una chica que golpeó a otra porque «le miró mal». Sin embargo, señaló: «Las sentencias que más me duele a mí poner es obligar a aprender a leer. Cada año condeno a 25 menores y a otros 250 a sacarse la educación obligatoria. O estudias por lo civil, o estudias por lo criminal». Además de recalcar la importancia de que los menores asistan al colegio para evitar posibles conductas delictivas, reflexionó sobre el papel de los profesores: «Son los padres los primeros que no se creen la autoridad de los maestros».

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