El Ayuntamiento de Palma ha decidido suspender la concesión de licencias para instalar nuevas terrazas de bares y restaurantes o para ampliar las 160 existentes en el barrio de Santa Catalina y en la calle Blanquerna.
La concejala de Función Pública y Gobierno Interior, Aurora Jhardi, ha explicado en rueda de prensa que la suspensión de licencias tiene inicialmente una duración de un año porque este es el plazo que se ha dado el Ayuntamiento para modificar la ordenanza de ocupación de la vía pública.
«Todos sabemos que nuestra ciudad necesita una ordenación del espacio público» tras la «excesiva permisividad» en la instalación de terrazas por parte del gobierno local del PP durante la pasada legislatura, que ha provocado protestas de vecinos, especialmente en Santa Catalina.
En esta barriada hay 128 terrazas de bares y restaurantes, mientras que en la calle Blanquerna hay 32, ha detallado la primera teniente de alcalde.
La moratoria, que entrará en vigor mañana, trata de poner freno a la expansión de las terrazas para planificar su reducción, en particular en Santa Catalina, donde se ha producido un notable «desequilibrio» por el exceso de ocupación de los espacios comunes y por el ruido que provocan los clientes.
«Queremos que el espacio público genere seguridad (...) y que genere equidad» para contribuir a la recuperación de la «identidad» de los barrios, ha manifestado Jhardi.
Ha relatado que cuando en agosto de 2015 fue invitada a varios pisos de Santa Catalina por la noche «para vivir de primera mano la situación que los vecinos hacía tiempo que intentaban transmitir al consistorio», comprobó el elevado nivel de ruido que tienen que soportar en verano.
«El descanso de los vecinos es un derecho fundamental y tiene todo el apoyo de la jurisprudencia. Esperamos que estas medidas marquen una diferencia», ha manifestado la edil.
«Queremos poner fin a una situación que se ha alargado demasiado tiempo», ha incidido Jhardi, que ha admitido, no obstante, que el mantenimiento de las terrazas actuales no resuelve los problemas en Santa Catalina.
«En Blanquerna supone una mejora directa porque aún no se había producido una situación de desequilibrio como en Santa Catalina. En Santa Catalina es un primer paso», ha explicado.
Jhardi ha hecho hincapié en que tanto esta suspensión de licencias para nuevas terrazas como la revisión de la ordenanza de ocupación de la vía pública se abordan de manera negociada con las asociaciones vecinales y las organizaciones de empresarios de la restauración y el comercio.