Si un milagro no lo remedia, si no baja desde el firmamento el espectro de Julián Besteiro y lo impide, Ramon Socias será defenestrado como cabeza de lista al Congreso por el PSIB el próximo 26-J. Habrá durado unos pocos meses como diputado. No se lo merece. Es injusto. Y lo que es injusto acaba por no dar resultados. La idea de Francina Armengol y su entorno es comprensible. Hay pánico a una nueva barrida de Podemos, especialmente del voto urbanita de Palma, ahora que las huestes de Jarabo e Yllanes pueden además pescar votos en los caladeros de Més y de Esquerra Unida.
La visión a corto plazo de Armengol se comprende. Necesita de cabeza de lista un corcel treintañero, urbanita llonguet, bien visto por la levantisca tropa del PSOE-Palma pero leal a la presidenta, con formación técnica vistosa y con labia para irse a las barriadas a disputarle el voto a los podemitas. Además con servicios de brioso trotón prestados en el Consolat. Seguro que Francina ya tiene prácticamente decidido al personaje que ha de sustituir a Ramon Socias. Tiene un par de corceles de este perfil ¿Pero arreglará esta medida las cosas? A corto plazo, tal vez un pelín. A la larga, es posible que no tanto. No hay edificio sin columnas.
Ramon Socías es un ejemplo de lealtad. Siempre se ha comido los marrones que el partido le ha pedido. Y ha cumplido con eficiencia y disciplina, incluso desde antes de ser delegado del Gobierno en los duros tiempos de los escándalos judiciales. En las primarias de Palma de finales de 2014 Francina le llamó para que plantase cara a José Hila para ser candidato a Cort. Y Socías aceptó con coraje aún a sabiendas de que era una batalla perdida. Luego Francina le premió haciéndole candidato al Congreso el pasado 20-D, pero este reconocimiento jamás debería ser para cuatro meses. Socpas se había ganando ser diputado durante años.
Siempre podrá decirse que los resultados de las pasadas generales fueron muy malos para el PSIB, sobre todo en Palma. ¿Pero es Socias culpable de ello? De ninguna de las maneras. Los responsables de la debacle de Palma tienen otros nombres y otros apellidos. Son los que no dieron palo al agua durante la campaña del 20-D en las barriadas donde los socialistas suelen obtener un resultado aceptable. Son los que se desentendieron de apoyar a Socias porque había sido su contrincante en las primarias.
La política es dura en ingrata. La defenestración de Ramon Socias es un claro ejemplo. Pero las personas son como los árboles, se miden cuando han caído. Y Socías dejará un gran vacío de lo que es el honor y la grandeza en la acción pública, valores que siempre permanecen por encima de modas y novedades. Armengol necesita sanar heridas con los antiguos calvistas y unir a todos los socialistas en la dura prueba del 26 de junio. Pero nunca podrá decirse que Socias no se rompió la cara por este proyecto en las horas más difíciles.