La enfermedad que padece el sistema informático del macrohospital de Son Espases amenaza con convertirse en crónico. Desde que el pasado 31 de diciembre dejase de funcionar el sistema anti-spam (correo basura) porque no se renovó el contrato a la empresa Microsoft, el desbarajuste en la red interna ha ido en aumento. Primero se detectó una oleada de correo basura, principalmente mensajes guarros con ofertas muy detalladas de noches calientes a base de literatura porno muy explícita. Los equipos técnicos que encabeza Antoni Moragues se pusieron en marcha para evitar la penetración. Parecía que iban a conseguirlo, pero de momento no ha sido así.
La semana pasada se enviaron comunicados a los trabajadores para que no abriesen los correos desconocidos, que entraban como perro por su casa en el buzón de muchos profesionales del centro. También se pidió a todos que cambiasen su contraseña. Pero este cambio no ha servido de nada. El pasado fin de semana hubo otra invasión de correos guarros que se prolongaron a lo largo de este lunes. Ya no hay duda, «el servidor está enfermo» se comentaba por el macrocentro. Desde la Conselleria se niega de forma tajante que se trate de un virus informático y sólo se reconoce una penetración spam, en principio inofensiva de cara al gran almacenamiento de datos confidenciales que alberga el servicio central informático de Son Espases, que se encontrarían pese a todo protegidos.
Así, unos archivos tan importantes como son los expedientes de los enfermos, que contienen miles de datos que deben ser salvaguardados (consumo de drogas, seropositivos, tipos de enfermedades, etc...) no pueden, desde ninguna perspectiva legal, estar expuestos a la piratería. Pero lo cierto es que las nuevas contraseñas de los empleados han sido burladas sin problemas. «Si se producen filtraciones en la red de expedientes médicos el hospital podría verse sometido a demandas judiciales de una entidad enorme. El problema, de momento técnico, se convertiría en político, y muy grave», afirman fuentes sindicales de Son Espases.
El personal confía en que la penetración será detenida y el sistema volverá a la normalidad, «como debe ser en un sistema sanitario público, cuyo servicio a los ciudadanos ha de tener voluntad de ser perfecto».