La noche del miércoles hubo acontecimiento en la sede del PSIB-Palma. Se reunió su consell polític por primera vez desde el pasado julio. José Hila iba a presentar el «informe de gestión» de sus meses de alcalde. Se esperaban bostezos porque es sobradamente conocido que Hila no ha aportado ni una iniciativa digna de tal nombre durante estos meses «por falta de dinero». Allí estaban Aina Calvo (la jefa), María Mojota (compañera del factótum Ramón Torres), Vicenç Thomàs (vicepresidente del Parlament) y destacados militantes como Santi Morey (exconcejal) o Josep Alcover. También hicieron acto de presencia los candidatos del 20-D Ramón Socías y Antoni Machado, así como el grueso de los concejales socialistas.
Conociendo él soporífero estilo expositivo de Hila, el personal se preparaba para echar una cabezadita. Pero en esto saltó la sorpresa, El alcalde miró al soñoliento personal y proclamó, con una solemnidad digna de jefe indio en una película de Hollywood: «HOY HAN PASADO COSAS EN CORT». La tropa levantó las orejas cual manada de lobos escuchando una corneta en lontananza, con los ojos saliendo de las órbitas: «¿Qué ha pasado? ¿Nos han dado la Olimpiada? ¿Haremos el boulevard de la fachada marítima? ¿Terminaremos el Parc de Sa Riera?».
Entonces gran jefe Hila lanzó el bombazo, lo más importante que ha hecho desde que le dieron la vara municipal: «Hemos quitado el crucifijo de la sala de plenos. Lo hemos hecho como socialistas que somos». Le faltó decir amén. La tropa del PSIB-Palma adquirió un aire fantasmal, de película de cementerio con un cuervo aullando encima de una cruz. Casi todos pensaron: «¡Va para medio año de alcalde y lo único que ha hecho ha sido bajarse los pantalones ante Podemos para quitar un crucifijo y seguir perdiendo votos! !Leche de tío cenizo!». Unido al crucifijo, también proclamó que quitaba el dosel rojo y cambiaba de sitio en busto de Felipe VI. Testigos presenciales aseguran que no se hernió al anunciar lo más importante que ha hecho por Palma desde que es alcalde.
Hasta el más tonto de la reunión sabía que la orden de retirada era una imposición podemita, inspirada en la machada de Ada Colau en Barcelona, pero Hila «¡lo presentó como idea suya! ¡Pero si Pepe no ha tenido una idea desde que gastaba pañales!». Y además, lo adornó como la iniciativa estrella de su informe de gestión, que fue, como ya se esperaba, un bla-bla-bla narcotizante. Pepe habló de hacer política de proximidad y de llevar la acción municipal a las barriadas cuando es el alcalde de Palma más desconocido desde tiempos inmemoriales. Naturalmente, la culpa de los desastres dentro de la Policía Local es de Mateu Isern, «porque no hizo nada en su momento».
El informe de Pepe fue un chusco indigerible. No hizo ni la más mínima referencia a que gobierna en coalición con Més y Podemos y que no puede mover un dedo sin su permiso. Pero al contrario de admitirlo, o al menos de apuntarlo, se olvidó de sus socios e hizo ver que es el castillo de proa de Corta. No le creyó ni el palo de la bandera. Encima, se presentó como un bravo negociador con el Goberné Armengol, a los que dice haber puesto contra las cuerdas y arrancado diez millones de euros en nombre de la Ley de Capitalidad. «O sea, que con Podemos se raja y luego se hace el Capitán Trueno con Francia, que es su secretaria general. ¡Vaya gorrión!», se rumoreó en la sala.
La bajada de pantalones del crucifijo de Hila contrasta con la decisión del Consell, presidido por Miquel Ensenyat (Més), que lo mantendrá en su sitio, en parte porque resulta prácticamente imposible sin cargarse la fachada (está muy bien ensamblado) y en parte porque Ensenyat es católico y tiene sentido común. De hecho Podemos del Consell no le ha hecho esta petición. En realidad el jefe podemita, Jesús Jurado, tiene en su despacho un cuadro de los jurats de Mallorca ante un enorme San Cristo. Jurado tiene la obra detrás de su coronilla y no la ha quitado. Hila sí. Podemos de Cort le marca la línea y le lleva las riendas. Y Pepe lo agradece porque le aportan ideas y le muestran el camino.